Penti carga con la presión
El sevillano, de progresión fulgurante, gran baza junto a Berlanas y Martín en los 3.000 obstáculos
Antonio Jiménez, Penti, joven, efervescente, brillante, carga con la presión. Es el obstaculista de la progresión fulgurante, el Juan Sin Miedo del atletismo español. El chico más popular. Apareció en la elite mundial como una revelación en una serie del Mundial de Edmonton, cuando se dio el lujo de vencer a los invencibles kenianos; luego, en la final, sucumbió, como todos, al poder africano -y al de su compañero Luismi Berlanas, cuarto-. El brillo de su estrella siguió aumentando en invierno, una estación estajanovista, con apariciones por el cross y la pista cubierta (séptimo en el Mundial del barro y plata en el Europeo bajo techo de Viena), y aumentó tanto que llega al Europeo de Múnich, al lugar donde no hay kenianos y marroquíes arrasando en su prueba, y se siente, le sienten, favorito. Vive los días previos con el nerviosismo propio de su condición. La dinámica del equipo español, los éxitos que llegan por todas partes, le obligan. Porque en el fondo no es el favorito.
Si no fuera por un holandés perseverante llamado Simon Vroemen que a los 33 años ha alcanzado por fin el momento mágico de su carrera (y una espectacular marca de 8m 06,90s, a rebufo de Bulami y Cherono) hace un mes en Mónaco, y por un jovencito francés de origen marroquí y amigo íntimo del mismo Mehdi Baala rey del 1.500 por dos milésimas, llamado Bob Tahri (8.10 metros de mejor marca), que ya fue quinto en Edmonton, el favorito debería ser el africano de San Martín de Valdeiglesias, esto es, Luismi Berlanas.
Al lado del simpático Penti y del locuaz aragonés Eliseo Martín (la tercera pata del gran banco del obstáculo español), Luismi Berlanas es una presencia sombría, lo cual no es sino un síntoma magnífico en vísperas de grandes competiciones. Está serio, su cara de chico malo en todo su esplendor, y su corte de pelo peculiar, con el flequillo en plan crespón. Está serio Berlanas y eso que, o al menos eso parece, intuye que por fin está llegando al final del túnel sin iluminar que ha sido hasta ahora su temporada debido a la propensión de sus talones a inflamarse. El único español que ha bajado de 8,10m en 3.000 obstáculos, se operó en Finlandia en diciembre de 2000 de una tendinopatía del tendón de Aquiles del pie izquierdo, y como le fue bien la cosa, en septiembre del año pasado el mismo cirujano, el finlandés Sakari Orava, le operó de lo mismo en el pie derecho. Esta vez, la cosa no fue tan bien. 'Me dijeron que a los dos meses podría volver a entrenarme y habían pasado seis y todavía no podía pisar fuerte', dice Berlanas. 'Me pasé el invierno con la bicicleta, el esquí de fondo y con una máquina que te permite simular la carrera sin tener que dar pisotones. Y luego, en los últimos tres meses he tenido que concentrar toda la preparación, el volumen y la intensidad todo junto. No sé qué saldrá, pero, por lo menos, desde que hace un mes me infiltré no me ha vuelto a doler el pie. Y en la serie me encontré muy bien'.
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