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Campeonatos de Europa al aire libre | ATLETISMO

17 absurdos milímetros

Carlos Arribas

En dos milésimas de segundo puede que se abran los canales de sodio y calcio en una célula muscular, poco más; el impulso nervioso nacido en una motoneurona de la médula espinal, que tarda en llegar al músculo 100 milisegundos, recorre sólo 20 centímetros en su camino hasta la fibra rápida de un músculo innervado; en dos milésimas de segundo un objeto que se mueve a 30 kilómetros por hora, que es, más o menos, la velocidad que mantenían en su agónico sprint Reyes Estévez y Mehdi Baala, recorre un espacio de 17 milímetros, el canto de un duro, un pelo; por dos milésimas de segundo a Estévez se le quedó cara de no entender nada y el oro se convirtió en plata en un podio frío y silbado.

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Dos milésimas de frustración

Para detectar dos milésimas de segundo en la foto-finish, los técnicos especialistas necesitaron minutos de trabajo y observación, y tecnologías punta. La milésima de segundo es una unidad absurda desde el punto de vista biológico, pero desde el ángulo atlético, que no tiene por qué ir paralelo a la naturaleza, la milésima es un invento fabuloso: mide lo que el cuerpo no puede hacer y saca del apuro al reglamento en los momentos necesarios.

Estévez corrió con la zapatilla izquierda desabrochada porque los cordones eran nuevos y no agarraron bien, no resistieron la vibración y se soltaron en la última vuelta. Por supuesto, no estaba para bromas después de soportar la carrera y la post-carrera, un espacio en el que el tiempo se detuvo, el aire se paró y nadie sabía dónde mirar.

'Primero, me dijeron que había ganado yo', comentó Estévez, que entonces se fue a por una bandera de España. 'Después dijeron que los dos', añadió. Y se fue a hacerse una foto con Baala, bandera con bandera, y hasta dio la vuelta de honor a medias con el francés. 'Y luego que sólo el francés', explicó'. Y ya no supo qué hacer. 'A mí no me han hablado de milésimas', dijo; 'he visto la televisión. En la imagen cenital me veo por delante. En la lateral me veo muy junto. Y en la carrera, en la pista, yo me he visto ganador. Oía llegar a Baala y en el último metro lo he visto muy igual y he lanzado el pecho porque sé que lo que marca la diferencia es el pecho'.

El atleta catalán, ya con la medalla de plata en el pecho, seguía serio. Esperaba una decisión de los jueces. 'Sólo quiero que lo miren bien', dijo. 'Acataré la decisión aunque piense otra cosa, porque sé que he ganado. No me gustaría lo de un oro a medias: si te ves ganador, es difícil compartir'.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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