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EL ATENTADO DE ETA EN SANTA POLA

La explosión causa daños 'importantes' en 50 viviendas y obliga a demoler parte del cuartel

Dos heridos, un primo de la niña muerta y un hombre de 55 años, siguen hospitalizados

Cristales rotos, puertas arrancadas y tabiques derribados componían el escenario con el que ayer se encontraron las 250 familias cuyas casas resultaron afectadas por el atentado en Santa Pola. 'Ha sido como un terremoto, algo horrible', relató una vecina. Los daños son cuantiosos: 1,5 millones de euros según las primeras estimaciones. El alcalde, el socialista Francisco Conejero, señaló que habrá que demoler un bloque de viviendas del cuartel de la Guardia Civil. Más de 400 personas fueron desalojadas. Sólo dos heridos seguían ayer ingresados: uno, de cinco años, primo de la niña muerta, y un adulto.

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Sólo quedaban ingresados ayer por la tarde dos de los 34 heridos que causó el atentado. Según fuentes sanitarias no se teme por la vida de ninguno de ellos. Se trata de un niño de cinco años, primo de la chiquilla muerta, ingresado en el hospital General de Alicante y que sufre heridas incisas en cabeza, cara, brazos y piernas, y de un hombre de 55 años con una herida en el tendón de Aquiles, que está ingresado en el hospital general de Elche.

La deflagración del coche bomba afectó a 250 viviendas de un barrio céntrico y de gente trabajadora de Santa Pola. El concejal de Urbanismo, Laureano Bru, calcula que la reparación media por vivienda costará unos 6.000 euros. El Ayuntamiento reduce a 50 viviendas 'las más afectadas'. En éstas, sus habitantes cogieron ayer algunos objetos personales y fueron realojados en hoteles de la ciudad.

En la oficina que el Ayuntamiento instaló se presentaron 150 reclamaciones. Durante toda la mañana el nerviosismo fue patente. 'No tenemos ropa, ni dinero y además no nos dejan entrar en las casas', gritaba Dolores Amador, una de las personas cuya vivienda ha sido más afectada. Manuel Antón, pescador de profesión, recordaba cómo la onda expansiva del coche, que estaba justo detrás de su casa, ' lo demolió todo, cristales, puertas, ventanas... Ha sido un desastre'.

Los afectados que aguardaban impacientemente a ser atendidos empezaron a perder los nervios. 'Hemos dormido en la calle, y esta noche [por ayer] no sabemos qué hacer', dijo otro vecino indignado.

A medida que transcurrían las horas, la situación empezó a controlarse. Los vecinos cuyas viviendas resultaron menos afectadas regresaron a sus hogares, y el resto (unas 50 familias) se refugiaron en casa de familiares y amigos, o buscaron una habitación en un hotel.

Ahora, según explicó el concejal de Urbanismo, constituirán un consorcio de afectados que se encargará de evaluar con detalle todos los desperfectos y repartir las ayudas económicas que conceda el Gobierno central. La zona de la explosión, adonde se acercó un goteo constante de curiosos, continuó durante toda la jornada acordonada.

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