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Entrevista:JUAN FRANCISCO MARIÑO | Caminante

'Hay que mover las piernas para que el corazón siga funcionando'

Juan Francisco Mariño, que en Alcoy es más conocido como El Gallego, tiene ahora 41 años. Hace dos años despertó de la segunda operación quirúrgica, en la que le vaciaron la laringe, afectada por el cáncer. Cuando abrió los ojos, su mirada se cruzó con la de su mujer, que le transmitió la fuerza suficiente para seguir viviendo. Ese día decidió combatir su mal caminando. Así, el pasado 7 de enero inició a pie la Ruta de Al Andalus, que concluyó 21 días después tras recorrer 1.080 kilómetros. El cáncer le ha dejado la voz ronca, con la que repite incansable una frase hecha que en su caso cobra sentido: 'Hay que mover las piernas para que el corazón siga funcionando'.

Pregunta. ¿Qué le impulsó a llevar a cabo esta hazaña?

Respuesta. Siempre me han interesado las actividades al aire libre. Me gusta la naturaleza y caminar por los montes. Cuando desperté de la segunda operación vi a mi mujer, que me transmitió tal fuerza que decidí que estaba vivo y que debería realizar algo con lo que intentar transmitir esa fuerza de voluntad. No buscaba la fama sino comunicar que querer es poder y que con el cáncer hay que cortar por lo sano.

P. ¿Cómo se encuentra ahora?

R. Los médicos dicen que ya estoy recuperado pero con esta enfermedad nunca hay que bajar la guardia. No quiero contar mi historia como algo trágico sino desdramatizar la palabra cáncer, que no es sinónimo de muerte.

P. Aun así, su caso no deja de ser excepcional.

R. Yo siempre me he encontrado fuerte en todo momento y he querido aprovechar esa circunstancia para infundir ánimo a los que se han visto afectados. A la gente le sorprendía verme caminar por ahí cuando todavía tenía la cánula en la garganta.

P. Da gusto oírle hablar con tanto optimismo.

R. No siempre ha sido así. Cuando me diagnosticaron la enfermedad me asusté mucho. Creo que me lo comunicaron de una manera muy violenta y que en estos casos lo mejor es desdramatizar la enfermedad. El 80% de las personas que padece un cáncer de garganta se salva por lo que hay que hacer todo lo posible para mantenerse en esta estadística. En más de una ocasión no es que no se pueda curar, es que quien la padece se deja hundir. He visto casos desesperados, gente que no podía ni moverse a raíz de los tratamientos, que son muy fuertes. Mi intención es transmitir que proponiéndose un esfuerzo, cada uno en la medida de sus posibilidades, puede ayudarle a combatir la enfermedad. Lo importante es que todos los que estén pasando una situación de este tipo tengan alguien a su lado que le transmita esta fuerza.

P. ¿Cuál es el lema que intenta transmitir?

R. Hay que mover las piernas para que el corazón siga funcionando. Pero para esto hay que cuidarse, llevar a cabo una preparación e ir adaptándose progresivamente a la nueva vida y dejar atrás vicios inútiles como el tabaco. Empezar a fumar a los 27 años fue mi peor error.

P. ¿Se siente con fuerza suficiente para seguir emprendiendo otras caminatas kilómetricas?

R. En enero inicio una nueva andadura para superar la anterior. Es posible que realice los 1.400 kilómetros de la Ruta de la Plata en dirección norte. Otra opción es que emprenda la Ruta de Aníbal y las antiguas calzadas romanas, en suma son 1.100 kilómetros. Todo depende de los sponsors.

P. ¿Cuánto dinero le cuesta acometer estos recorridos?

R. Hay que pagar el gasto de los hoteles y la comida. El recorrido que hice este año hasta Al Andalus salió por 850 euros [140.000 pesetas] aproximadamente. Yo estoy jubilado a causa de la enfermedad y toda ayuda es buena.

P. ¿A que se dedicaba?

R. Era soldador, igual que mi padre, que murió de cáncer.

P. Aparte de andar ¿qué más hace?

R. Soy técnico medioambiental, doy cursos de prevención de riesgos laborales y estoy escribiendo un libro.

P. ¿Su biografía?

P. No es exactamente una autobiografía. Cuento las historias y las anécdotas que he vivido, mi proceso de recuperación mental y física después de las operaciones. Me acaban de editar otro sobre recorridos por mi barrio titulado Batoy, paseando entre la historia y la naturaleza.

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