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La automática está cada vez más presente en las aplicaciones para la vida cotidiana

Uno, dos, tres, cuatro..., hasta seis bailarinas interpretan El Cascanueces en el Liceo; nada extraño que en el teatro se represente el ballet de Chaikovski. De pronto las artistas pierden el ritmo: el espectáculo falla. Quien sube al escenario no es el coreógrafo, sino un mecánico que mira las tuercas y los cables de unas bailarinas que miden un metro más que él.

El robot ballet del Liceo de Barcelona sirvió para inaugurar IFAC 2002, el 15º Congreso Mundial de Automática, celebrado por primera vez en España la semana pasada.

Más de 2.000 científicos e investigadores de la ciencia y la tecnología del control automático se reunieron en Barcelona para presentar los últimos proyectos sobre una disciplina 'invisible, pero omnipresente en la vida cotidiana y que sólo llama la atención cuando falla', según uno de sus organizadores y profesor de la UPC, Josep Maria Fuertes.

La automática es para los aparatos lo que un procesador al PC: tecnología incorporada con la que convivimos aunque no la veamos. Abarca cualquier mecanismo o sistema que reeemplaza al hombre en sus tareas rutinarias. También en las funciones que exceden a su capacidad física. Así que convivimos cada día con esta ciencia: al abrir un grifo, al arrancar el coche o al hablar por teléfono.

Pero la automática no sólo abarca aspectos domésticos. Desde que en la antiguedad se idearan los primeros mecanismos automáticos de flotación -cisternas de agua-, esta disciplina interrelacionada con la ingeniería y las ciencias, también las económicas y sociales, aporta constantemente su granito de arena en temas tan diversos como los sistemas de tráfico aéreo, la medicina aplicada a la cirugía, las telecomunicaciones, las viviendas inteligentes, los transportes, la robótica, la agricultura o las finanzas, por nombrar algunas.

En IFAC 2002, los científicos e investigadores aprovecharon para discutir y analizar los efectos sociales de la automatización o su contribución al medio ambiente. Objetivo: conseguir el desarrollo sostenible del planeta.

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