Jugosas tortillas a cualquier hora
Abierto en 1970, este local diseñado por Federico Correa Ruiz y Alfonso Milà Sagnier, en explícita complicidad con el fotógrafo Leopoldo Pomés, es uno de los restaurantes con más leyenda de Barcelona. En primer lugar, porque fue punto clave de reunión para la gente guapa de la época, convirtiéndose en uno de los emblemas de la vanguardia intelectual de entonces, y, en segundo, porque su servicio de cocina ininterrumpida y apta para los apetitos más intempestivos fue, y aún casi es, único en la ciudad. La decoración se ha mantenido intacta desde su inauguración, con grandes imágenes de Karen Leiz (casada en aquel entonces con Pomés) vestida de fotógrafa decorando las paredes y sirviendo de justificación estética para los apliques de luz de las paredes (que figuran ser el flas de su cámara). Y al igual que el blanco y el negro se mantienen impertérritos en el comedor, y el baño brilla con un rojo intensísimo, la carta también se mantiene firme y clásica en sus convicciones fundacionales: tortillas.
Flash Flash.
La Granada del Penedés, 25. Barcelona. Teléfono: 932 37 09 90. Abierto todos los días, de 11.00 a 1.30, con servicio de cocina de 13.00 a 1.10.
Más de 30 de ellas pueden degustarse por precios que oscilan entre los 4 y los 5,80 euros de la tortilla de mariscos. Siempre jugosas, las combinaciones son a menudo sorprendentes y se agrupan en las siguientes categorías: pasteles (cuatro tipos de tortilla con salsa por 5,38 euros), variadas, variadas con salsa, de patatas, de verduras y de pescado. Antes, después o en lugar de la tortilla, puede optarse por el resto de recursos de la carta: cremas, ensaladas, verduras, carnes y pescados. Entre ellos, destacan el gazpacho (4,81 euros), el arroz salvaje con verduritas (5,86 euros), el gran plato de ensaladas (4,72 euros) la brocheta de cordero con arroz (9,47 euros), la escalopa con puré de patatas y ciruelas (5,65 euros) y las hamburguesas (hay tres tipos distintos por 8,26 euros).
Es cierto que en el Flash Flash, que no admite reservas, los 15 euros no aseguran un atracón, pero a cambio reportan la elegancia de un servicio impecable, la ventaja de poder ir a cenar cualquier día del año y a cualquier hora, y el aura mítica de su local. Tampoco se puede tener todo.
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