Un supuesto implicado en el crimen de Alcorcón se suicidó 32 horas después
El hombre se pegó un tiro al creer que él había matado al joven angoleño
Uno de los tres supuestos implicados en la muerte a navajazos del angoleño Dobele Augusto Domingos, de 16 años, el pasado sábado, se suicidó de un tiro en la cabeza 32 horas después en un piso de Fuenlabrada, según fuentes policiales. Pablo G. S., de 28 años, gozaba de un permiso penitenciario de fin de semana y acudió la madrugada del sábado a la zona de copas Costa Polvoranca, en Alcorcón, con su novia. Una discusión entre esta chica y su ex novio, amigo de Dobele, desembocó en una riña tumultuaria entre más de 30 personas.
Dobele Augusto acudió la madrugada del sábado con un grupo de amigos a la zona de copas Costa Polvoranca. Cuando estaban dentro del pub In, uno de los jóvenes vio a una ex novia suya e intentó entablar una conversación con ella. Ésta se negó, por lo que se inició una pequeña discusión que la antigua pareja prefirió continuar fuera del local. Eran las cinco de la madrugada. De las palabras se pasó pronto a las manos: comenzó una reyerta en la que participaron más de 30 personas, entre los amigos de él y los de ella. En cierto momento, la joven, según fuentes policiales, pidió a uno de sus amigos que avisara a los porteros del pub. Uno de ellos, David F., el principal sospechoso del crimen y que se encuentra huido, se acercó al lugar de la riña, según los testigos. Minutos después, Dobele moría de dos navajazos en el abdomen y en el hemitórax izquierdo. A pesar de que fue trasladado urgentemente por la Policía Municipal a la Fundación Hospital Alcorcón, los médicos no pudieron hacer nada por salvarlo. Certificaron su muerte a las 7.30.
Uno de los amigos de la joven que había iniciado la discusión con su ex novio, y que se vieron envueltos en la trifulca, era Pablo G. S., un preso de la cárcel de Aranjuez que salió de permiso el viernes y que tenía que regresar a su celda el domingo por la tarde. Pablo cumplía condena por lesiones y robo con fuerza.
Tras el homicidio de Dobele, los testigos de ambos bandos hablaron en todo momento de que había tres jóvenes que habían dado más golpes y habían sido más violentos que el resto. Los testigos facilitaron las características físicas de uno de los agresores, y éstas coincidían con las de Pablo G. S., que, según fuentes de la investigación, mantenía relaciones con la chica por la que se originó la riña.
La sorpresa saltó el domingo por la tarde. Pablo G. S. se alojaba, durante su permiso, en el piso 7º C del número 36 de la avenida de Portugal, en Fuenlabrada, alquilado por su amigo Facundo José A. R., de 28 años. Éste se marchó a mediodía a llevar a su novia, María de los Ángeles R. Q., a la tienda de muebles donde ella trabaja, que abre los fines de semana. Al regresar a casa, Facundo halló el cadáver ensangrentado de su amigo entre dos sofás, boca abajo, con los brazos alrededor de la cabeza.
El inquilino del piso avisó al 091, y al poco llegó un coche patrulla de la comisaría de Fuenlabrada. El fallecido, que conservaba junto a su mano iquierda una pistola de pequeño calibre, presentaba un disparo de bala con orificio de entrada por la frente. Los agentes encontraron también un casquillo junto al brazo izquierdo. En la mesa del salón, un cenicero contenía ocho colillas de tabaco rubio.
Pablo G. S. había muerto entre las 12.00 y las 13.00 del domingo, según el forense, es decir, unas 32 horas después de la reyerta en la que perdió la vida el joven Dobele Augusto Domingos.
Contradicciones
La policía tomó declaración a Fausto y, al incurrir éste en contradicciones, decidió detenerlo como medida preventiva. La autopsia reveló al día siguiente que Pablo se suicidó. Además, a la hora en que murió sus amigos no se hallaban en el piso. Sin embargo, Fausto no ha quedado en libertad, según fuentes policiales, ya que tenía una orden de busca y captura por un delito anterior.
Los investigadores sospechan que Pablo G. S. se enteró en la mañana del domingo de que el inmigrante angoleño había muerto a las pocas horas de la reyerta en la que él participó. Al pensar que podía ser imputado por un delito de homicidio y que ya estaba cumpliendo condena por varios delitos, se quitó la vida. El suicida no dejó ningún escrito en el que explicara por qué tomó esa medida extrema. La policía ha dado por cerrada la investigación por esta muerte.
Mientras, los agentes siguen sin localizar a David F., de unos 25 años, portero del pub In, del que sospechan que fue el autor de los navajazos que costaron la vida a Dobele. La policía, que ha dado orden de captura contra él, lo busca en Alicante.
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