¡Qué miedo!
Qué miedo me da ver las noticias. Qué miedo me da mirar a mi alrededor y ver una sociedad consumiéndose, un planeta en peligro. Qué miedo cuando veo una niñez olvidada, un paso tan rápido a una juventud llena de problemas. Qué miedo tanta violencia, intolerancia, vandalismo, terrorismo... Qué miedo cuando un niño de 12 años deja de ser niño para convertirse en el cabecilla de una banda de menores que roba en comercios y a otros niños o ancianos. Qué miedo cuando esto pasa en un buen barrio próximo al tuyo, en tu ciudad, en tu país, en ese que va tan bien, en un mundo saturado de problemas que se autodestruye. Qué miedo ver que esta niñez crece y, no sé si madura también, más rápido que tú y que otra banda de chavales de tu edad se dedica a robar objetos en grandes almacenes y al juntarlos suman 300.000 euros y que conducen Mercedes, Audi o BMW propios gracias a esto.
Qué miedo ver como tú estudias tranquilamente en tu ciudad, con gente genial que te rodea, luchando por el amor, por la paz, por la ecología... y ver que por detrás vienen otros que luchan... ¿por qué luchan?, ¿qué fines contemplan?, ¿cuáles son sus motivos? El dinero, la violencia, la codicia, la avaricia, el desprecio, el rechazo, la intolerancia... consumiendo sus vidas en una madures temprana y procurándose un futuro incierto y aún más difícil de lo que ya es, cuando con 12 años ya se tienen antecedentes penales.
Quizás es ahí donde estoy equivocado, quizás esta parte es la fácil. Yo quiero crecer feliz y ver a mis nietos ir al colegio y jugar al fútbol en su calle sin que venga nadie a robarles el balón, los zapatos, o lo que es peor: la inocencia.
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