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La Guardia Civil indaga si un fallo en la cuerda causó la muerte de un practicante de 'puenting'

Los testigos afirman que el joven paracaidista cayó cuando se desprendió un anclaje

Oriol Güell

La Guardia Civil investiga si los responsables de la empresa que organizó en Valdemaqueda (Madrid) el salto de bungee (una variedad de puenting) en el que el domingo murió el paracaidista Lorenzo Ledesma Suárez, de 22 años, incurrieron en un homicidio involuntario. Las pesquisas se centran en aclarar cómo pudo fallar la cuerda de goma elástica que tenía sujeto al joven a 90 metros de altura. Según los testigos, la cuerda se soltó del anclaje que la mantenía sujeta al puente cuando el militar ya había concluido la primera parte del salto y se balanceaba en el vacío.

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UNA CÁMARA GRABÓ LA TRAGEDIA.

El bungee es un deporte de aventura que consiste en arrojarse al vacío desde un puente con una gruesa cuerda de goma elástica sujeta a los pies. Cuando la caída alcanza la longitud de la cuerda, el cuerpo de la persona sale disparado hacia arriba por la elasticidad de la goma. Estos rebotes se repiten, cada vez más pequeños, hasta que la persona queda suspendida en el vacío balanceándose, momento en el que es izada de nuevo.

'El chaval ya había rebotado hacia arriba una vez y estaba empezando a balancearse, cuando la cuerda se soltó y él cayó al vacío, con la goma aún sujeta a los pies', recuerda Miguel Redondo, un periodista de Televisión Guadalajara que casualmente se encontraba grabando la escena.

El puente sobre el Cofio, en Valdemaqueda, tiene una altura máxima de 92 metros sobre un lecho seco y pedregoso en verano, cuando el río se queda sin caudal. Cuando la cuerda se soltó, Lorenzo estaba a una altura de unos 30 metros sobre el río, por lo que el impacto con las rocas fue brutal y acabó con su vida.

Homicidio imprudente

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La Guardia Civil sospecha que los trabajadores de Adrenalin Sport, la empresa que organizó el salto, pudieron incurrir en algún error en el momento de asegurar las sujeciones de la cuerda al puente. El máximo responsable de la empresa, A. A. L. E., y el empleado que montó el sistema sobre el río Cofio, J. G. M., fueron ayer interrogados por la Guardia Civil por si pudieran haber incurrido en homicidio involuntario, según fuentes de la investigación.

Lorenzo Ledesma Suárez había cumplido 22 años el pasado 8 de julio. Desde hace tres años era militar profesional en la Brigada Paracaidista que el Ejército tiene en Alcalá de Henarés, uno de los cuerpos militares más duros y exigentes de las Fuerzas Armadas.

'Era un chaval muy valiente, activo y abierto. Se metió de paracaidista porque le encantaba el ejercicio y el aire libre', recordaba ayer, entre lágrimas, uno de los soldados que compartía cuartel con Lorenzo.

Decenas de compañeros del Ejército y amigos de la infancia de San Sebastián de los Reyes (Madrid), donde el fallecido vivía con su familia, se acercaron ayer al tanatorio de La Paz, en Tres Cantos. Las escenas de dolor se repitieron durante todo el día. Todos los presentes, muy afectados, declinaron hacer más declaraciones. 'Esta cuerda se ha roto y lo ha matado, pero también nos ha roto y nos ha matado un poco a todos nosotros', balbuceó un amigo de la infancia del fallecido.

Lorenzo había acudido el domingo por la tarde al puente sobre el río Cofio con unos amigos. Acostumbrado a los saltos con paracaídas desde miles de metros de altura, el soldado no temía los saltos de bungee o puenting y ya había practicado estos deportes en otras ocasiones, según sus amigos.

El domingo había saltado una vez y decidió repetir. Un salto con la empresa Adrenaline Sport cuesta 25 euros, pero si se quiere repetir, por sólo nueve euros más puede volver a sentir esta arriesgada experiencia. Fue en el segundo salto cuando se produjo el accidente.

Alex Adán, de 26 años, saltó en el mismo puente que Lorenzo un día antes, el sábado, y con la misma empresa. 'La experiencia de saltar al vacío sobre las piedras es brutal, pero los monitores y los equipos inspiraban confianza', recordaba ayer Álex, aún conmocionado por la noticia.

Antes del salto, a cada deportista se le hace firmar un documento en el que se responsabiliza de su acción y sus consecuencias y en el que se exime de responsabilidad a la empresa organizadora.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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