El espectáculo de los 'pedrajas'
Corrida para todos los gustos, variada y tan aprovechable como exigente. Y, en algunos casos, demasiada corrida para toreros tan poco toreados. Y, en otros, corrida tan noble y templada que puso en bandeja el triunfo. Y siempre, corrida espectáculo. Con matices muy diversos, pero eso, un verdadero espectáculo. Desde el noble, con clase y templado que hizo cuarto, hasta el pavo que saltó en quinto lugar. Este toro, de imponente presencia, sembró el pánico desde su salida al ruedo. Zapatillero con el capote, puso desde el principio en aprietos a Calvo. Tres veces pasó por el caballo. El pedrajas se llevó por delante a Calvo en una espectacular voltereta y en banderillas el pánico se adueñó del ruedo y empezó a calar en los tendidos. Papeleta para Calvo, desde luego. El toro, que impuso sus respetos por la arena, permanecía pendiente de todo movimiento, enterándose. La faena de muleta fue propia de una película de terror. Tercio final de ¡ay! y de ¡uy! sin descanso. Y mientras, Calvo que se echa la muleta a la izquierda con serenidad -el vía crucis iría por dentro-. Por dos veces cogió el guardiola a Calvo como para matarlo, y por dos veces le perdonó la vida cuando, con el torero indefenso en la arena, no se cebó con él. ¡Milagro!, desde luego. A la hora de matar otro calvario. Cuando a ese toro se lo llevaron las mulillas, la plaza respiró tranquila.
Domínguez / Blázquez, Calvo, Blázquez
Toros de María Luisa Domínguez Pérez de Vargas, muy bien presentados excepto el 2º que bajó bastante del resto. Sacaron bravura y nobleza en líneas generales, excepto el 5º que resultó muy peligroso, en varas se emplearon, destacando el 3º y el 6º, que apretaron mucho metiendo los riñones en el peto; 3º, 4º y 6º fueron ovacionados en el arrastre. Víctor Manuel Blázquez: media estocada (saludos); pinchazo y media baja (oreja). José Calvo: estocada trasera y tendida (saludos); pinchazo, casi entera, un descabello -aviso- y ocho descabellos más (saludos). Raúl Blázquez: pinchazo, más de media y tres descabellos (silencio); casi entera -aviso- y ocho descabellos (ovación). Plaza de Valencia. 20 de julio. Segunda de feria. Media entrada.
Ése fue el capítulo más duro de la corrida. Hubo otros, que no desmerecieron el espectáculo pero fueron más gratificantes. Por ejemplo, los toros que saltaron en tercero y sexto lugar, que acabaron siendo ovacionados en el arrastre. El primero de Raúl Blázquez se empleó en las dos varas que recibió. Toro de muy buena nota en el primer tercio. Le faltó algo de gas en la muleta. Toro también para manos expertas. Pronto al tomar el engaño, bravo, incluso noble pero nada tonto ese toro fue un dechado de bravura en el último tercio. Raúl Blázquez impuso su voluntad, pero lógicamente faltó sitio y técnica. Tuvo el buen detalle de matarlo en los medios.
Tras el terrorífico quinto saltó otro muy serio toro que cerró la corrida. También fue zapatillero de salida pero éste no mintió en el caballo. Apretó y se empleó en dos puyazos largos y que le hicieron sangrar. Al segundo tercio pasó como enterado incluso algo violento, pero se rompió en bravo y bueno para la muleta. También tuvo prontitud, pero había que tragar y esperar a que llegara al engaño. Toro importante, con un fondo de nobleza y sin claudicar nunca. De nuevo la mayor virtud de Raúl Blázquez fue la decisión. Pasó algún apuro por destaparse demasiado en el cite, pero fue admirable su entrega durante toda la faena.
Buen son tuvo el que abrió plaza, aunque un punto molesto por el gazapeo y su poca fuerza. El cuarto tuvo temple y bondad. Víctor Manuel Blázquez, que cuajó dos tercios de banderillas de una reunión perfecta, se centró más en su segundo. Fue una faena de derroche de voluntad con efectos finales de cara a ganarse el favor del público. El segundo de la tarde bajó mucho respecto al resto. Muy flojo y sin recorrido, además de distraido, dejó hacer a José Calvo una faena de apuntes.
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