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Crónica:CIENCIA FICCIÓN
Crónica
Texto informativo con interpretación

Spiderman: muchas telarañas, pero de diferente calidad

HOMBRES MURCIÉLAGO, HOMBRES X, superhombres a secas... el universo de los superhéroes no tiene fin. El protagonista es ahora Spiderman, el hombre araña. Aunque poca falta le hace: con 40 años a sus espaldas (su primera aparición data de 1962), varias series de dibujos animados y películas, el personaje, diseñado por el dibujante Jack Kirby y desarrollado por Steve Dikto con guiones del autor de cómics Stan Lee, sigue gozando de una bien ganada popularidad.

En su cuarta entrega cinematográfica (Spider-man, 2002), se narra de nuevo la conversión de un adolescente, Peter Parker, en el famoso superhéroe al recibir la picadura de una araña. En el cómic original, se trataba de una araña común radiactiva (?). Sin embargo, ahora (los tiempos cambian) es una araña mutante, alterada genéticamente. La película mantiene el nivel melodramático que ha cimentado la historia del personaje. Ejemplo emblemático de la máxima superheroica: 'Un gran poder comporta una gran responsabilidad'. Spiderman es el prototipo de héroe con problemas (sentimentales, familiares, de salud o económicos) y uno de los primeros adolescentes con poderes sin adulto supervisor (como era el Robin de Batman).

Vapuleado en más de una ocasión por un supervillano como Duende Verde (Willem Dafoe), es un personaje más humano que muchos de los otros superhéroes. Así, si en alguna historieta lo vemos remendando su traje chillón, en esta versión llega a diseñar su llamativa indumentaria.

Además del poder arácnido de subirse por las paredes de los edificios (Ciberp@ís, 11-3-1999), es espectacular el método que emplea tanto para desplazarse de edificio en edificio como para enfrentarse a los malvados o salvar a quien se tercie. Para ello recurre a sus famosas telarañas. También aquí los avances tecnocientíficos han pasado factura.

En los primeros cómics creaba un fluido a base de un polímero de una fibra sintética como el nailon, de extraordinario poder adhesivo, resistente y flexible, que se endurecía en contacto con el aire. Ya en la onda ecologista, la sustancia era biodegradable pues al cabo de un par de horas se disolvía de forma inocua (las arañas reciclan sus telarañas ¡comiéndoselas!). Embutidas en cartuchos, estas telarañas sintéticas eran lanzadas con unos disparadores metálicos situados en sus muñecas que -a diferencia de las pistolas de los héroes, cuya munición no parece acabarse nunca- debía recargar cada vez.

En la película se ha optado por una solución más acorde con los tiempos actuales: la sustancia de sus telarañas es de origen orgánico. Las células de su piel son capaces de producir, de una manera natural, las proteínas de base que constituyen las telarañas que tan profusamente emplea.

¿Si ahora las telarañas las fabrica su cuerpo, de dónde saca el alimento necesario para mantener su ingente producción? Por si acaso, más vale que antes de lanzarse a ejercer de superhéroe se dé un buen atracón. Estas telarañas son muy similares a ese material prodigioso que segregan las arañas reales. Son filamentos muy finos de proteínas (principalmente fibroína) producidas, en sus diferentes variedades, en ciertas glándulas epiteliales del cuerpo de las arañas. Resultan mucho más resistentes que cualquiera de las fibras naturales conocidas e incluso más que otras fibras de altas prestaciones, como el hilo de acero o el kevlar del mismo grosor. Y son sumamente elásticos (pueden estirarse más del 30% sin romperse, dos veces más que el nailon).

Al margen de su empleo, por su finura, en miras telescópicas de instrumentos ópticos y armas, se ha propuesto ya el desarrollo de animales transgénicos (cabras) cuya leche produzca grandes cantidades de esas proteínas a partir de las cuales se podrían obtener fibras de seda de araña. ¿Hablaremos antes de cabras araña que de hombres araña? Dadas las propiedades adhesivas de las telarañas que se enganchan a cualquier tipo de superficie, cabe preguntarse por qué Spiderman no se pega y enreda en ellas. Tal vez su cuerpo esté recubierto de una sustancia aceitosa especial que, como sucede con las arañas, secreta su organismo. Aunque lubricado de esta guisa, ya me dirán cómo consigue nuestro superhéroe besar, en una antológica escena, colgado boca abajo, a su novia Mary Jane.

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