Marcel.lí Antúnez inicia una gira por España y Europa con su espectáculo interactivo 'Pol'

Cuentos de niños, materialidad carnal y tecnología inédita son los principales ingredientes de Pol, el espectáculo que Marcel.lí Antúnez estrena esta noche en el Festival Grec de Barcelona. Después el equipo irá de gira por Cuenca, Tàrrega y Segovia, además de Hamburgo (Alemania) y Turín (Italia).

En Pol está su mundo, el que ha ido labrando a lo largo de 15 años de creación e investigación, donde la dramaturgia se funde con la robótica, la electrónica, la informática y las tecnologías interactivas.

'Trabajo en un nuevo concepto de espectáculo, una reinterpretación del ritual escénico basada en el uso de interfaces tecnológicas que, aplicadas al cuerpo, permiten contar una historia diferente cada noche, fabricándola en tiempo real a pesar de que siga un orden establecido', explica Antúnez.

La historia del conejo Pol

La historia es simple, pero la puesta en escena muy compleja. El conejo Pol (el actor italiano Piero Steiner) está enamorado de la princesa adicta a las salchichas Princepollu (interpretada por Silvia García en las proyecciones y por una marioneta robótica en el escenario), hija de Cervosatán (Antúnez). Éste, con el objetivo de obstaculizar su amor, moviliza a los cinco animales mecatrónicos -su álter ego el ciervo, la perra, el sapo, la jabalí y la víbora- construidos por Roland Olbeter.

Todos los personajes físicos y mecánicos están en escena con Steiner y Antúnez, que, embutidos en sus exoesqueletos, controlan los robots, la música, los efectos sonoros, las proyecciones en 3D y los vídeos de los actores virtuales que aparecen en tres pantallas del escenario.

Los exoesqueletos, que primero probó en el espectáculo Epizoo y posteriormente desarrolló en las obras Afasia y Réquiem, son más livianos y articulados para permitir movimientos complejos. Estos gestos, por ejemplo la flexión de un solo dedo y los espectaculares saltos, son los que accionan el resto de los elementos. 'Los sensores y los pistones leen los movimientos y pasan las señales ergonómicas a una tarjeta que los traduce y los envía a un módem que llevamos en la espalda. Los datos se reparten por los ordenadores, que a su vez envían de nuevo las señales a los elementos', dice Antúnez, que para el proyecto ha contado con un equipo de más de 50 personas.

En Pol destacan la música de Alain Wergifosse, los gráficos de Alvaro Uña y el programa que gestiona la red de ordenadores creada por Jesús de la Calle. 'Nada existía antes. Todos son prototipos, desde los anillos del exoesqueleto a los animales. Hemos creado el software y el hardware para materializar una realidad completamente inédita', explica Antúnez.

Antes de empezar la actuación y con el objetivo de 'democratizar el espectáculo', el actor director invita al público a elegir a unos representantes para que suban al escenario, donde intervendrán en determinados momentos de la función. 'Los espectadores no pueden cambiar el desenlace, pero sí modificar algunas secuencias, abrazándose y apretando unos tótems que funcionan como joysticks gigantes mediante la energía estática del cuerpo humano'.

Antúnez también estrena página, llena de contenidos e imágenes de su trayectoria.