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Reportaje:Signos

El regreso de Agustín Gómez-Arcos

Traducido al español el libro de una profesora estadounidense sobre el teatro del escritor de Almería

Traducido al español el libro de una profesora estadounidense sobre el teatro del escritor de Almería

Resulta difícil de entender que uno de los grandes dramaturgos del siglo XX tuviera que triunfar fuera de su país. Más, si se tiene en cuenta el hecho de que en el país de acogida recibió lo más altos honores mientras que en España se impedía la representación de sus obras. La paradoja adquiere carácter insólito cuando, consagrado como autor en Francia, su nombre apenas se conoce en ámbitos educativos, literarios o intelectuales españoles.

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La traducción al español del libro en torno a su obra dramática y la catalogación de su fondo bibliográfico y documental en su tierra natal se alzan como homenaje póstumo al autor de El cordero carnívoro. Agustín Gómez-Arcos (Almería, 1933-París, 1998) murió hace cuatro años en el país que le concedió -como a José Bergamín, Rafael Alberti y Pablo Picasso- la Legión de Honor y en el que hasta cuatro novelas suyas fueron propuestas para el Premio Goncourt.

La donación de sus herederos al Instituto de Estudios Almerienses (IEA) de su biblioteca personal, manuscritos y documentos privados ha hecho posible que la institución ponga en valor el Fondo Bibliográfico y Documental Agustín Gómez-Arcos.

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La labor de análisis y estructuración realizada por el autor del catálogo, José Ángel Santiago Lardón, permitirá conocer a los estudiosos una biblioteca con 258 volúmenes, un buen número de catálogos de arte prologados por el dramaturgo y un sinfín de correspondencia, notas de trabajo, estudios y algunos originales del escritor almeriense.

Santiago Lardón ha buceado entre casi medio millar de ejemplares de sus novelas -escribió 14- editadas en 60 ediciones diferentes de las más diversas lenguas: hebreo, árabe, ruso, sueco, noruego o portugués, además de en castellano y en inglés. 'Los 95 volúmenes dedicados de su biblioteca personal me han permitido conocer la relación de Gómez-Arcos con otros autores como Martín Garzo, Gérard de Cortanze o Rosa Montero. Esto siempre aporta referencias que son guiños de la relación entre los escritores', sostiene el autor del catálogo.

El fondo documental del dramaturgo -que nunca renunció a la nacionalidad española pese a que vivió los últimos 30 años de su vida en París- recoge, en tres volúmenes, unas 1.700 fichas correspondientes a otros tantos documentos.

'Muchos de esos documentos son originales de los que existen hasta siete u ocho versiones manuscritas o mecanografiadas de una misma obra', describe Santiago Lardón. Todo este patrimonio literario contará, según avanzó el presidente del IEA, Rafael Lázaro, con una sala específica que llevará el nombre del escritor en la futura sede del Instituto.

Pero el particular homenaje póstumo que los almerienses han brindado a un escritor que ni siquiera conocen culminó semanas atrás con la presentación, por vez primera traducido al español, del libro que escribió la profesora estadounidense Sharon G. Feldman sobre el teatro de Gómez-Arcos y que se titula Alegorías de la disidencia. 'El libro se centra en el teatro que Agustín escribía pero existen referencias a sus novelas. De hecho, cada capítulo arranca con un párrafo de una de sus novelas porque yo tengo la teoría de que cada obra de teatro es un embrión de novela', apuntó Feldman.

La especialista en su obra dramática se muestra convencida de que el escritor era 'cómplice' de su olvido y que, a pesar de regresar a España en la década de los noventa durante un tiempo, prefirió quedarse en París.

'Franco tendría la culpa de su marcha a Francia, evidentemente. Es fácil buscar un cabeza de turco. Lo que sí es cierto es que fue rechazado y fue víctima, aunque en los últimos años de su vida ya no fuera así. Un tema muy importante en sus escritos tiene que ver con la memoria histórica y el recuerdo, muy propio de la cultura de la transición, por otro lado', asegura Sharon G. Feldman.

El libro, escrito en 1991 y editado ahora por el IEA, perfila a Gómez-Arcos como un autor que trasciende a las generaciones, sin ser realista ni tampoco del movimiento del Nuevo Teatro de París.

'No es nuevo hablar de alegoría con obras de posguerra. Alegoría como algo que se cuenta dos veces: la interpretación y el significado. Agustín hacía alegorías posmodernas por la ambivalencia del significado final en sus obras', concluye la profesora estadounidense.

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