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Los vallecanos recuerdan a Palestina en la celebración de su 'batalla naval'

Los vecinos, convocados bajo el lema 'Mójate por Palestina', se empaparon durante tres horas

Un año más, y van 22, los vecinos de Puente de Vallecas celebraron ayer su ya célebre batalla naval, dentro de las fiestas del Carmen. La junta de distrito cortó el tráfico en la calle del Payaso Fofó, a la altura del parque de Azorín, con unas vallas amarillas. A partir de ahí, 'si pasas, te mojas', advertía una pancarta. El acto, organizado por la Cofradía Marítima de Vallecas y asociaciones vecinales, contó con 2.000 participantes y una discreta vigilancia policial.

Mójate por Palestina. Ése ha sido este año el lema de una fiesta de la que todo el mundo salió chorreando agua. Nada más empezar la contienda, los cofrades entonaron su particular himno bucanero: 'A unos trescientos kilómetros del mar, mi barrio libra una batalla naval. Hay sirenas en los bares y charcos, y el bulevar lo bajamos en barco. (...) Mi barrio entero se alza en pie de agua. Marineros de secano, bucaneros vallecanos, arponeras campechanas, bucaneras vallecanas...'.

Al son de estas letras, una columna interminable de cofrades partió a las 16.30 del bulevar de Peña Gorbea, encaró la calle de Arroyo del Olivar y culminó su recorrido en la del Payaso Fofó, justo donde emerge el parque de Azorín, escenario -en los últimos dos años- de la más cruenta de las batallas. Allí el agua caía a mares sobre unos y otros.

En realidad, la batalla naval comenzó al mediodía con una comida de hermandad a la que asisten los cofrades y a la que este año se apuntaron la portavoz de IU en el Ayuntamiento de Madrid, Inés Sabanes; Rafael Merino, concejal del PSOE, y el senador socialista Juan Barranco. La presidencia de honor recayó en el cantautor Ismael Serrano. A la postre, todos, incluido el cantante, acabarían pasados por agua. Y es que, durante el recorrido, cubos enteros llueven desde los balcones de las casas al paso de la comitiva.

La policía cortó el tráfico en la calle del Payaso Fofó para que quien quisiera 'se empapara', y quien no, disfrutara del espectáculo desde detrás de las vallas. 'Es una buena idea, porque así sólo se moja el que quiere', razonaba ayer José Manuel, tesorero de la cofradía. 'De hecho, desde que el año pasado empezamos a organizar la fiesta así, se ha notado que viene mucha más gente. 'En 2001 participaron unas 1.500 personas, y nuestro objetivo para el próximo es mojar a 5.000', detalló José Manuel.

Pegados a las vallas amarillas había innumerables carteles que advertían: 'Si pasas, te mojas'. Algo así como los avisos que pone el Ejército en las zonas militares. 'En realidad, al que pasa nada le pasa, sólo que terminará empapado', comentaba con sorna José Manuel, mientras avisaba del riesgo: 'Señora, tenga cuidado; si cruza las vallas la van a mojar'. '¡Pues vaya! Lo que me faltaba después de estar toda la mañana en la peluquería', refunfuñó la mujer, que dio media vuelta y rodeó la calle huyendo de los cubos de agua.

Dentro de la zona acotada, jóvenes empapados se divertían de lo lindo. Para poner chorreando al de al lado servían barreños, cubos, orinales, globos inflados con agua que se estampaban contra el suelo y los cuerpos... Hasta la litigiosa isla de Perejil, ocupada por gendarmes marroquíes el pasado jueves, tuvo ayer su pequeño homenaje en esta singular batalla. La organización construyó en cartón-piedra una réplica del ahora famoso peñón, con las dos tiendas instaladas por el Ejército del país vecino. Y, al lado, una estación de metro. 'Significa que a Alberto Ruiz-Gallardón [presidente de la Comunidad] no hay quien le pare ampliando el metro, y que si lo dejan lo lleva hasta ese islote', explicó un cofrade. Para este año, la organización contrató un seguro de responsabilidad civil por 300.500 euros para respaldar posibles accidentes. Pero no pasó nada.

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