Derrame de orejas

Presidía el festejo el señor Mantecón, comisario de policía, debutante en el palco de la Monumental esta temporada. Ya sabíamos de su falta de criterio en la materia. El día de su presentación ya mostró un alarmante desconocimiento del reglamento taurino cambiando el tercio a un toro con una sola vara. Pero lo de ayer fue el summum, suficiente para pedir que se corte la coleta. O mejor, si tanto le gusta regalar orejas, que regale las suyas. Cómo sería la cosa que incluso El Juli, en un gesto que le honra, se negó a ser sacado en hombros de la plaza. No así Víctor Puerto, tal vez más necesitado de este tipo de triunfos. César Jiménez no lo consiguió por un milagro. Aún así, se llevó una oreja del sexto que casi nadie pidió. Mal.

Descalificados los trofeos, la corrida de Torrealta, de buenas hechuras tuvo un comportamiento desigual dentro de la nobleza y sin plantear dificultades a la terna. Puerto se perdió en alardes baratos para la galería y el palco. El Juli faenó aseado pero ligero al bravo segundo y casi le regalan las dos orejas del quinto si no se lía a pinchar seis veces. Jiménez sorteó el peor lote. Propinó la estocada de la tarde al sexto y medio triunfó.