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TOUR 2002 | Octava etapa

Freire no llegó a Plouay

Carlos Arribas

En Plouay, hace un par de años, Freire ganó el bronce de un Mundial (le ganaron al sprint Vainsteins y Spruch); a Plouay, pueblo de 5.000 habitantes en el Morbihan, en el centro de Bretaña, llegó ayer el Tour, a una meta tras un repecho, a un lugar en el que corredor cántabro habría ganado si hubiera estado bien. Pero Freire no estaba bien; peor, ni siquiera estaba en el pelotón. Estaba en el hotel del equipo esperando que le organizaran los vuelos para volver a España, a Torrelavega, tres días antes de lo previsto. Pensaba bajarse en Pau, al pie de los Pirineos, porque en la montaña no tiene nada que hacer y quiere prepararse bien las clásicas de agosto, ganar alguna, ponerse de líder de la Copa del Mundo y negociar un buen fichaje con un buen equipo para las próximas temporadas. Pero ayer no podía sentarse: ¿para qué subirse a una bicicleta? El golpe que recibió en el coxis cuando se cayó de culo al lado de un campo de maíces a cinco kilómetros de Avranches le tiene fastidiado.

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'Ha dormido muy mal toda la noche, se ha despertado muchas veces y una vez que fue al servicio le oí dar un grito tremendo; se había olvidado del golpe y cuando le dio el pinchazo no se lo esperaba', cuenta Pedro Horrillo, que duerme en la misma habitación. 'Pero no es tanto el golpe en el coxis lo que me molesta', dice Freire. 'Eso sé que es duro y que no se rompe así como así, tengo miedo por mis lumbares, por las vértebras que tantas molestias me han dado los últimos años. Así que lo mejor es tomar unos días de reposo, volver a Torrelavega y dedicarme a mis estiramientos, mis masajes, mis posturas antiálgicas, y a preparar el agosto'.

Freire se va con una etapa en el bolsillo, que podían haber sido más, contando con las oportunidades de ayer y pasado mañana, y deja solo a Horrillo, que le echará de menos por un lado, porque se quedará sin su colega y se aburrirá un poco, pero no por otro: tendrá libertad para intentar ganar su etapa. 'Jo, he visto esta mañana la llegada de Avranches y no sabía que Pedro hubiera estado tan cerca. Creo que cometió un error: cuando se va delante no hay que volverse tanto a mirar atrás, porque ves que se acercan a toda mecha y te hundes psicológicamente', dice Freire. 'Pero seguro que gana alguna'.

No fue la de ayer, que no hubo llegada masiva a Plouay. Llegaron siete fugados, consentidos por un pelotón que piensa más en la contrarreloj de hoy, y ganó uno nuevo, el holandés del Rabobank Kroon, de 26 años, fuerte rodador, gran equipier. Tres cuartas partes de la victoria las debe al extraordinario Erik Dekker, su líder, que se dejó las entrañas y no paró hasta que le lanzó a la victoria.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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