Sólo una de cada 10 empresas ayuda a sus empleados a conciliar el trabajo y la vida familiar

La falta de iniciativas públicas y la indiferencia empresarial son los motivos principales por los que España está hoy a la cola de los países de la Unión Europea que promueven políticas para combinar la vida laboral y familiar. El desequilibrio entre España y la Unión Europea se refleja en un particular ejemplo: para que un matrimonio español recibiera la misma cantidad de prestaciones sociales que uno alemán o inglés con tres hijos y sin límite de ingresos, debería tener 18 hijos y ganar menos de 7.439 euros al año (1,2 millones de pesetas), según un estudio de la escuela de negocios IESE.

En España, apenas el 10% de las empresas tienen políticas que combinen la vida laboral y familiar, y sólo el 22% considerará programas de conciliación en el futuro, según el citado estudio, elaborado sobre una muestra de 200 empresas.

En Cataluña se han dictado las primeras medidas para mejorar la conciliación entre el mundo laboral y la vida familiar. El gobierno de la Generalitat ya aplica desde hace unas semanas una ley destinada a corregir estas carencias en el sector público. La norma permitirá reducir a un tercio la jornada laboral para que las madres puedan dedicarse al cuidado de los hijos recién nacidos, sin ninguna reducción de salario hasta que el menor cumpla el año de edad.

En el sector privado, las empresas más proclives a ayudar a compaginar la vida laboral y familiar corresponden a los sectores de mano de obra escasa, como la consultoría (el 57%) el mercado electrónico (el 53%) y las telecomunicaciones (el 39%). En cambio, los sectores industriales con plantilla numerosa, como la construcción, alcanzan apenas el 23,5%, y el sector del automóvil, el 28%, según la autora del informe, Nuria Chinchilla.

En este contexto, la maternidad, el cuidado de los hijos y la atención a familiares mayores o minusválidos son algunas de las actividades que están reñidas con el modelo de trabajador 'ejemplar' de las empresas españolas.

Una de las consecuencias de el escaso número de compañías que intentan conciliar la vida familiar con el trabajo es que en España se registra la tasa de nacimientos más baja de la UE (1,5 hijos por mujer), según los expertos. Pero eso no es todo. A los reducidos incentivos a la natalidad se suman la rigidez laboral y la carencia de ayudas sociales.

La alta participación femenina en el mundo laboral -de casi el 50%- profundiza la disyuntiva entre trabajo y familia, según el informe del IESE. Las mujeres que trabajan cumplen, en su mayoría, un horario de 9.00 a 18.00 horas, que 'contribuye a que la combinación entre trabajo y vida privada sea muy complicada'.

La difícil inserción de estas políticas en España ha sido calificada por el Gobierno español de 'preocupante'. El ex ministro de Trabajo Juan Carlos Aparicio defendió, poco antes de su reciente relevo del cargo, que 'desde el sector público deben darse nuevos impulsos' a la protección familiar.

En cuanto a la brecha que separa a España de los países de la Unión Europea, Aparicio admitió que 'falta un largo trecho' para la equiparación con los estándares europeos, aunque indicó que el retraso actual se debe a que 'durante nueve años la protección familiar estuvo congelada'.

Prácticas más frecuentes

Aunque el grado de conciliación actual 'es pobre', según expertos del IESE, algunas empresas han adoptado ciertas prácticas que contribuyen a aliviar la tensión entre trabajo y familia.

Entre las más frecuentes en las empresas españolas figuran los permisos de excedencia, en el 90,1% de los casos; la posibilidad de disponer de coches de la compañía para uso particular, en el 76,7%; trabajo a tiempo parcial, en 63,1%; asesoramiento de carrera profesional, en el 62,8%; horarios flexibles, en el 62,6%, y excedencia por maternidad más allá de lo legislado, en el 48,1%.

Sin embargo, sólo el 9% ofrecen compensaciones económicas para canguros que tienen que cubrir las horas por ausencia del trabajador y servicios de guardería y de limpieza que podrían reducir la carga de trabajo del empleado.