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TOUR 2002 | Primera etapa

La mala suerte francesa

Carlos Arribas

El día prometía grandes cosas para Francia, más en concreto para Laurent Jalabert, el ciclista más querido. El maillot amarillo que rozó en el prólogo Jalabert (se quedó a dos segundos de Armstrong) parecía una prenda prometida. Un tercer puesto en un sprint bonificado de ayer, dos míseros segundos, pues las milésimas le favorecían en el cómputo, haría justicia a los deseos del viejo luchador, que aún recuerda con amargura cómo su último maillot amarillo, conquistado con el ONCE en la contrarreloj por equipos del Tour 2000, le duró sólo dos días por decisión táctica de su director, Manolo Saiz. Aquella elección costó la ruptura de relaciones y el inicio para Jalabert de una aventura danesa, en el equipo de Bjarne Riis.

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Y la cosa comenzó según estaba escrita. Jalabert cumplió con la primera parte de su obligación, que era bonificar (lo hizo en la primera oportunidad). Luego, era trabajo de equipo. Su CSC se machacó, sufrió caídas (como la de Carlos Sastre), se diezmó en una etapa durísima, hizo lo imposible, y parecía que con éxito, cuando en el último kilómetro surgió el fusil Bertogliati: victoria, 20 segundos de bonificación, líder por tres segundos.

Jalabert, se supone, volverá a intentarlo hoy, trabajo que, por otra parte, no podrá intentar Christophe Moreau, el otro francés protagonista negativo del día: el máximo favorito local para el podio (ya fue cuarto en 2000) se cayó tres veces. Llegó a más de tres minutos. No se sabe qué se hará de él.

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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