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Entrevista:DESIRÉE BÁGUENAS (Baisirui) | Estudiante alicantina en Pekín | Apuntes

'Aprendes más si aceptas las diferencias'

Desde que despunta el día hasta que anochece, la oriolana Desirée Báguenas responde al nombre de Baisirui. Es la versión oriental de su nombre, que ha adoptado tras ocho meses en Pekín, donde disfruta de un master. A sus 28 años y después de haber trabajado para empresas españolas y filipinas, esta licenciada en Sociología por la Universidad de Alicante amanece entre chinas mandarinas a miles de kilómetros de distancia del Mediterráneo. Su estancia en Pekín está gestionada por el Centro de Estudios Orientales de la Universidad de Alicante.

Pregunta. ¿Se hace llamar Baisirui para sentirse más en casa?

Respuesta. Es mi nombre chino. Aquí cuando estudias lo primero que hacen es asignarte un nombre en el idioma, que en ningún caso es una traducción literal de tu nombre occidental. También puedes encontrarte a un chico chino que se llame en realidad Li Huang, pero que como estudia español le han puesto Rogelio o Casimiro. Me gusta mi nuevo nombre y aquí dicen que es un buen nombre.

P. ¿Es tan exótica la cultura china como puede parecernos desde aquí?

R. Es diferente y eso es lo que tienes que asumir, desde un primer momento. Hay gente que viene aquí y no hace más que quejarse haciendo comparaciones porque carecen de cosas que tienen en sus países de origen. Eso es malgastar el tiempo. Si aceptas las diferencias sin comparar aprendes un montón.

P. ¿Para qué sirve la beca del China Junior Managers Program?

R. Para aprender el idioma y saber cómo se hacen negocios con China. Los participantes estamos divididos en dos grupos. Los primeros, entre los que estoy yo, que llegamos a China sin conocimientos de la lengua. Durante el primer año recibimos 4 horas de chino cinco días a la semana. Simultáneamente, asistimos a seminarios sobre economía, marketing, recursos humanos etc. en China. Una vez completado el periodo de aprendizaje, realizamos tres meses de prácticas en empresas europeas ubicadas aquí. Para los que tienen conocimientos previos del idioma el periodo de aprendizaje se reduce.

P. ¿El chino se aprende con facilidad?

R. No, es realmente difícil porque tiene sonidos inexistentes en nuestras lenguas. Cada palabra es una sílaba, y cada sílaba a su vez, puede tener hasta cuatro tonos distintos, lo que condiciona el significado y puede llevar a malentendidos.

P. ¿Y escribir?

R. Difícil es, desde luego. Tardé seis meses en aprender 500 caracteres básicos. Ahí sólo vale la constancia. Luego empiezas a relacionarlos y parece tener más lógica. Hoy en día se calcula que se utilizan alrededor de 7.000 caracteres y que un colegial chino aprende entre 3.000 y 4.000. Pero lo más complejo es la pronunciación de los tonos. Al principio todo suena igual.

P. ¿Por qué se decidió por China?

R. Suponía un gran reto y una clara oportunidad de aprender y vivir experiencias muy enriquecedoras. Hay un gran futuro aquí, pero si decides hacer negocios en China, tienes que plantearlo a largo plazo, al menos, 10 años.

P. ¿Dónde están alojados?

R. Todos los estudiantes extranjeros vivimos en la Universidad de Lenguas Extranjeras de Pekín, en un edificio en el que tenemos todo lo necesario y más, con habitaciones con aire acondicionado y acceso a ordenador. Si lo comparas con las residencias para estudiantes chinos, estamos en una situación privilegiada.

P. ¿Cuál es la relación con los estudiantes chinos?

R. Hay de todo. Hay alumnos amables y cariñosos, aunque en general, suelen ser bastante cerrados y su vida familiar es casi impenetrable. Como en nuestro campus los estudiantes chinos están aprendiendo otros idiomas, suelen ser más accesibles y hacemos intercambios para ayudarnos mutuamente.

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