Siempre peor que el mercado
Los fondos de Bolsa española sitúan sus rentabilidades medias por debajo de los índices, en periodos alcistas y bajistas
Una de las teóricas ventajas que ofrece a los ahorradores la inversión en fondos es la profesionalidad. Equipos de gestores que se encargan de buscar las mejores oportunidades de inversión, difícil tarea que se debe realizar tanto en periodos de mercados alcistas como en bolsas a la baja.
Una forma muy sencilla para conocer el acierto de los gestores es la de comparar su evolución en relación con los mercados en los que invierten. Esto, además, es la norma habitual de medir el trabajo que utilizan los responsables de gestión de fondos frente a sus subordinados.
Con ciertas limitaciones impuestas por la legislación -un fondo no puede asumir un riesgo superior al 10% de su cartera en un solo valor-, los gestores tienen la libertad para comprar y vender las acciones con el objetivo de conseguir la mayor rentabilidad para sus partícipes. Algo que, sin embargo, no siempre se consigue.
En los años de fuertes alzas, los fondos se pierden parte de la ganancia: en 1997, la Bolsa subió el 42% y los fondos ganaron el 34%
Apenas una docena de fondos ligan las comisiones que cobran a los inversores con los resultados. Para los gestores no hay riesgo
Por ejemplo, en el primer semestre del presente año, los fondos de bolsa han perdido de media el 17,6%, mientras que índice de la Bolsa de Madrid ha caído el 14,79% y el Ibex 35 el 17,67. Menos explicable aún es que durante el pasado año los fondos tuvieran una evolución negativa del 8,89%, cuando el indicador madrileño cayó el 5,84%.
Perder la subida
Esta realidad de los años bajistas de la Bolsa también se produce en los mercados al alza, donde los fondos obtienen una rentabilidad inferior a la que ofrecen los propios indicadores. Por ejemplo, en el año 1997, los índices del mercado madrileño y español subieron más del 40% y los fondos obtuvieron una revalorización media del 34,29%. Un comportamiento que se repite durante los ejercicios 1999, 1998 y 1996, de espectaculares subidas en los mercados bursátiles españoles.
El director general de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva (Inverco), que agrupa a las gestoras de fondos de inversión, Ángel Martínez-Aldama, apunta que históricamente, los fondos de inversión suelen tener un comportamiento mejor que el del índice en momentos de caídas, y ligeramente peor que los indicadores cuando los mercados suben. 'Este comportamiento se explica en las limitaciones que tienen los gestores en replicar los índices de acuerdo con la ponderación de los valores, ya que no pueden acumular una posición en su cartera de más del 10% en un valor. Eso sí, gracias a los productos derivados (futuros y opciones), este acercamiento a la ponderación de un determinado valor en el índice está cada vez más cercana', explica Martínez-Aldama.
Además de la pericia del gestor eligiendo los valores que más suben o que menos bajan, existen otros elementos que son determinantes en la rentabilidad o pérdida que finalmente disfruta o sufre el inversor. Se trata de las comisiones y los gastos del propio fondo de inversión, así como de los dividendos que percibe como resultado de tener en su cartera sociedades que realizan estos pagos. Estos ingresos por dividendos muchas veces el inversor no los tiene en cuenta y de hecho supondría un añadido entre el 2% y el 4% de rentabilidad añadida.
Por ello, a la propia evolución de los índices habría que sumar la rentabilidad por dividendo. Es decir, si el pasado año el Ibex 35 perdió el 7,82% de su valor y la rentabilidad por dividendo de este índice fue del 2,5%, la pérdida real de este selectivo indicador fue del 5,32%. El dividendo, pues, juega a favor de los inversores y es una diferencia lo suficientemente apreciable como para tenerla en cuenta a la hora de medir la gestión de los fondos de acciones.
Otro aspecto destacable, aunque en sentido contrario, es el cobro de comisiones que realizan las gestoras, así como los propios gastos de la compraventa que recaen del lado de los inversores y, por tanto, reducen la rentabilidad de sus participaciones en el fondo.
La comisión más importante es la de gestión, mientras que las de suscripción y reembolso son poco frecuentes en el mercado español, salvo en el caso de los fondos garantizados. A estas comisiones habría que sumar la que percibe el banco depositario de los títulos y de la liquidez del fondo.
Comisiones y resultados
En España, por lo general los gestores cobran las comisiones con independencia del resultado de su gestión. Sólo una docena de fondos ligan el ingreso de sus gestores a su pericia en el manejo de capitales de los inversores. Aunque existe libertad en el cobro de comisiones, se han establecido unos límites. En el caso de los FIM, la comisión máxima de gestión no podrá superar el 2,25% anual cuando se calcula únicamente en función del patrimonio del fondo. Cuando se calcula sólo en función de los resultados, la comisión de gestión no podrá superar el 18% de los beneficios obtenidos por el inversor. Por último, cuando se utilizan ambas variables, esta comisión no podrá ser superior al 1,35% del patrimonio y el 9% de los resultados.
Estas últimas modalidades son rara avis en los fondos de Bolsa española, donde se cobra una comisión fija en torno al 2% a la que se suman los gastos. Un gestor que, por obvias razones, prefiere mantenerse en el anonimato comenta también que muchas gestoras descuidan el cobro de intereses o de dividendos, debido a los elevados costes que les imponen los bancos custodios. Esta dejación en el cobro de algunas partidas que precisan -caso de los cupones de deuda cobrados en otros países- de reclamación acaban quedando en los propios bancos custodios y se pierden para el partícipe del fondo.
Unas comisiones más bajas y en función de resultados estaría más en línea con el riesgo que se asume en la inversión bursátil y que en el caso de los fondos sólo afecta a los inversores cuyos gestores van detrás del mercado.
Esperanza de competencia
Los fondos de inversión en bolsa española movían, según datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) correspondiente al pasado mes de marzo, 5.357 millones de euros. Una cifra que se ha desinflado tanto por la depreciación de las inversiones como por la marcha de partícipes. La reforma fiscal que entra en vigor el próximo año introduce un elemento de competencia en el sector de los fondos de inversión. Ya será posible cambiar de fondo de inversión sin tener que tributar a Hacienda. El aspecto fiscal, la generación de la plusvalía o la minusvalía no será, pues, decisiva para mantener el fondo, sino simplemente la estrategia que siga cada inversor, así como su conformidad con la gestión. Los expertos consultados estiman que la medida tendrá efectos claros sobre la competencia y obligará a las gestoras a afinar en sus inversiones, ya que, de lo contrario, puede perder numerosos partícipes. Todavía queda el desarrollo reglamentario que aborde la letra pequeña de esta norma en la que el inversor saldrá beneficiado.
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