El portal de los muertos
En las noches de verano jugábamos al escondite. El portal de los muertos era un lugar seguro, nadie se atrevía a buscarte allí. Una noche, escondida en el rellano del primer piso, pude ver por una puerta entreabierta cómo un hombre mataba a una mujer. Ella gritaba e intentaba quitárselo de encima. Tras unos minutos de forcejeos se besaron y se quedaron desnudos sobre el suelo. A la mañana siguiente, vi a aquella mujer limpiando la acera del portal de los muertos, mi madre la saludó: era la nueva inquilina de doña Juana.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.