Una exposición divulga en San Sebastián la cultura tuareg a través de 275 piezas cotidianas
La muestra ofrece en San Telmo las claves de una sociedad nómada y matriarcal
La vida de los tuareg nada tiene que ver con la imagen romántica que transmiten las películas. Estos elegantes jinetes, convertidos en paradigma de la libertad por la imaginería popular, viven en realidad condicionados por un hábitat inhóspito; por la necesidad de pastos para sus rebaños y la escasez de alimentos, lo que les ha obligado a practicar el pillaje. El Museo San Telmo de San Sebastián y la Fundación La Caixa destapan la verdad sobre este pueblo nómada en una exposición que ofrece las claves de su cultura a través de 275 objetos cotidianos.
Los tuareg, una comunidad de un millón de personas, viven en el desierto del Sahara y en las sabanas del Sahel, una extensa zona repartida entre Argelia, Malí y Níger, donde escasea el agua y las tormentas de arena azotan con fuerza. Pero este pueblo nómada, víctima de la represión colonial, ha sabido adaptarse a este medio hostil, mantener su idioma, el tamasheq, y sus tradiciones.
La exposición, inaugurada ayer en el Museo donostiarra de San Telmo, refleja la riqueza de esta cultura y muestra que la tuareg es una sociedad matriarcal. Y lo hace, a través de 275 objetos, la mayoría, procedentes del Musée d'ethnographie de Neuchatel (Suiza). Espadas, brazaletes, velos, laúdes, sillas de montar, tiendas con camas desmontables... La mayoría de las piezas de Tuareg. Nómadas del desierto se utilizan en la actualidad. Pero hay otras, que ya hace tiempo que cayeron en el desuso, como el tambor o la espada que caracterizaba a los guerreros y los diferenciaba de 'los hombres serviles, dedicados al pastoreo', según explicó el comisario de la exposición, Francois Borel. En otros casos, se trata de últiles que apenas tienen aceptación. En una de las vitrinas se exhibe una cebadora que, todavía en ocasiones, se utiliza para engordar, a base de leche, a las mujeres.
Sin embargo, y pese a las apariencias, la tuareg es una sociedad matriarcal. 'La poligamia está permitida. Pero las mujeres se quedan con la herencia y la tienda si su marido les abandona', explicó el secretario general de La Caixa, Lluis Reverter. Pero además, en este pueblo son los hombres y no las mujeres quienes llevan el rostro cubierto. 'Exhibir sus emociones estaría considerado como un acto impúdico', explicó.
La muestra, que permanecerá abierta hasta el 25 de agosto abarca, también con paneles y textos informativos, todos los ámbitos de la vida cotidiana de los tuareg y resume su historia a través de piezas curiosas. Justo a la entrada de la exposición se exhibe un tocadiscos. Fue utilizado por los baptistas americanos para tratar de convertirlos al cristianismo.
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