Rossi sigue de fiesta y Checa alcanza el podio
Mientras cuenta los días que le quedan para proclamarse campeón del mundo en la categoría MotoGP, Valentino Rossi sigue de fiesta. Lo mismo da que ocurra lo de ayer, que el hombre se quede clavado en la salida y sea superado hasta por cuatro pilotos. O que Álex Barros haga la carrera de su vida. Minucias. Rossi se colocó segundo cuando quiso, dejó que Barros tirara a muerte y alejara al resto de rivales, y le adelantó cuando se le antojó, a cuatro vueltas del final, precisamente en un circuito donde no hay rectas largas en las que la potencia de su Honda de cuatro tiempos -la de Barros es de dos- dicte sentencia.
Rossi hace lo que quiere y a los demás no les quedan más que las migajas. Ayer, Carlos Checa tuvo un comportamiento ejemplar, alcanzando la tercera plaza, a la que parece abonado, sobreviviendo incluso a la andanada del japonés Ukawa, que intentó rebasarle en la última curva. Peor le fue, como de costumbre, a Sete Gibernau, que se salió de la pista tras una maniobra de McWilliams, al que el español calificó de 'gilipollas'.
Hay quien aún sostiene en el circuito que Rossi gana porque conduce la mejor moto, milita en el mejor equipo y le asisten los mejores mecánicos. Puestos a buscar excusas, alguien descubrirá que la suya es la chica que mejor sujeta el paraguas antes de cada prueba. Pero en ese rol de verdades falta una monumental: Rossi es el mejor piloto del mundo. Y punto.
