Los juegos clandestinos de un guarda jurado
El chófer de un furgón blindado, acusado de robar cinco sacas de dinero
Los empleados de cuatro entidades de ahorro del área metropolitana de Barcelona (tres de L'Hospitalet de Llobregat y una de Esplugues) se llevaron una sorpresa el pasado viernes. Al abrir las sacas donde esperaban encontrar el dinero para colocar en los cajeros automáticos, se encontraron papelitos recortados. La cantidad echada en falta asciende a 646.500 euros y 1.550 dólares estadounidenses. En total, en torno a 110 millones de pesetas.
Las investigaciones llevaron a la policía hacia Ángel V. G., conductor del furgón blindado que repartió las sacas. El hombre acabó confesando que había aprovechado el momento en que sus compañeros entregaban dinero en una entidad para cambiar cinco de las sacas con dinero por otras tantas con papeles.
Pero Ángel V. G., guarda jurada con 15 años de antigüedad en la empresa, contó a la policía una historia más larga. Se confesó ludópata, aficionado al juego en locales clandestinos y con una deuda que supera los 40 millones de pesetas. Siempre, según su versión, había recibido amenazas para que pagara, por lo que decidió urdir el robo por el que ha sido detenido como método para obtener lo que no ganaba en las apuestas.
Tras cambiar las sacas, procedió a ocultar una parte en una zona boscosa situada entre Cornellà y Sant Boi, y otra en Masquefa. Cuando confesó sus aventuras a la policía, reveló también el paradero del dinero y así las sacas fueron recuperadas por los agentes. Eso sí, falta dinero. Y la cantidad que se ha esfumado es casi idéntica a la que el detenido afirma que debía. De ahí que la policía haya iniciado una segunda búsqueda: la de los amenazantes amigos de Ángel que, supuestamente, tienen en su poder lo que falta del botín.
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