Juego limpio

Para cualquier jugador profesional de baloncesto, lo ideal es ganar y sólo eso. Pero hay miles de aficionados a este deporte que sólo piensan en conducir hacia la victoria a los que están en la pista vistiendo sus colores. La mayoría de estas personas que se desgañitan desde que el árbitro lanza el balón al aire cavilan en algo más: que los partidos no se conviertan en batallas campales entre aficionados como ocurre frecuentemente en el fútbol.

La puesta en práctica de esta mentalidad se vio ayer en el pabellón de Los Guindos en Málaga. Allí se congregaron representantes de siete peñas baloncestísticas que representan a los tres equipos andaluces que cabalgan en la Liga ACB: Unicaja, Granada y Caja San Fernando. La idea final, vestida de torneo de seis equipos, la planteó la peña 6,25 del Unicaja durante el almuerzo de hermandad con la afición del Caja San Fernando en el primer partido que jugaron esta temporada. 'Hubo roces en algunos partidos de años anteriores', relata Javier Álvarez, de 24 años y presidente de la peña 6,25. Por eso, sugirió la organización de un torneo para limar asperezas y conjurarse en una sola dirección, la de animar al equipo de siempre sin reparar en rivalidades territoriales u otras cuestiones viscerales ajenas al deporte.

No obstante, según Álvarez, aún quedan hinchas que no están por la labor del juego limpio y han decidido no sumarse a la iniciativa. En concreto, son dos peñas, una sevillana y otra de Málaga. El resto estuvo ayer en Málaga. La Nazarí de Granada; la Universitaria y la Ichbilia (nombre árabe de la ciudad) por Sevilla; y La Guardería, Tito Paco, Los Mihitas y la 6,25 de Málaga. Con la humildad inherente a la pura melancolía deportiva, no había grandes excesos escenográficos, pero no faltó ni un detalle emulador de las grandes estrellas de la ACB. Zapatillas último modelo, con aires futuristas, portadas por jóvenes y algunos veteranos que mostraban las condiciones aprendidas en las escuelas base o en la calle.

Del centenar de personas que ayer corrieron con un balón a cuestas, a nadie le importaba el resultado ni los testimoniales trofeos en una jornada festiva. La idea era imponer un buen clima, a pesar del calor, aunque a nadie le amarga un dulce y la competitividad se respiraba en el ambiente.

La peña Nazarí de Granada trajo un grupo cargado de centímetros y cuerpos especialmente recurrentes para el baloncesto. Su presidente, Miguel Ángel Rodríguez, explica que tuvieron que hacer una preselección entre los que se apuntaron al viaje con la peña que representa los ambientes universitarios.

Las dos peñas sevillanas pusieron la nota de color con un equipo mixto. El presidente de la agrupación Ichbilia, Ángel Oliva, se mostró despreocupado por lo competitivo. A medio día, con el sudoroso bote del balón, alguno pensaba más en el paseo de hermandad por la ciudad, la degustación de tapas y el acompañamiento de algún que otro líquido espumoso.