Un montaje con vídeo y radioteatro evoca a Beckett
La búsqueda de la síntesis expresiva fue una constante en la obra del dramaturgo Samuel Beckett. La exploración de ese camino hacia el despojamiento es el motor que ha impulsado la creación del espectáculo Beckettiana II, dirigido por Luis Miguel Climent e interpretado por Manel Dueso, Pedro Rebollo y el propio director. Se trata de un montaje integrado por distintos materiales: piezas dramáticas, vídeo, imágenes escénicas y teatro radiofónico, reflejo de la aproximación al universo poético del autor. La propuesta se presenta en la Sala Beckett entre el 2 y el 28 de julio.
Climent, que ha permanecido un lustro alejado de los escenarios, fue codirector de la Beckett junto a José Sanchis Sinisterra desde la fundación de la sala hasta 1997. El actor Manel Dueso se encontraba también entre el colectivo fundador de este espacio alternativo de la escena barcelonesa. Y con esta nueva aproximación a la obra de Beckett se quiere mantener presente la huella del dramaturgo que dio nombre a la sala, y con quien ésta comparte una misma filosofía creativa, la del 'menos es más', como recuerda Climent. Este montaje forma parte de una trilogía cuya primera parte se ha pospuesto para más adelante dada su complejidad de producción.
Tres partes
Beckettiana II tiene como eje central tres de los textos del autor de Esperando a Godot. En Fragmento de teatro II, el primero que se representa, se muestra a dos personajes en plena elaboración de un informe sobre un tercero. En él han de pronunciarse sobre si éste debe o no suicidarse. Es un texto lleno de humor cínico y corrosivo, y con su elección se ha querido resaltar la vertiente cómica cultivada por el dramaturgo, a menudo oculta por el trasfondo amargo de sus obras. Impomptu de Ohaio es un juego de simetrías de un único personaje, a uno y otro lado del espejo, que repite incesantemente su propia historia. Aliento, la última pieza dramática, tiene una duración de tan sólo 35 segundos 'en los que se resume toda la existencia', según Climent; con él, la búsqueda de la síntesis alcanza la máxima expresión. Entre las distintas piezas se intercalan el resto de materiales del espectáculo, en el que se combina castellano y catalán. Según el director, con la suma de elementos se adquiere una visión global, pero éstos pueden leerse también por separado.
Para Manel Dueso, el montaje supone un reencuentro personal con Beckett; 'que me ha servido para resituarme como persona de teatro', señala. Y se explica diciendo que en un momento marcado por 'la suciedad verbal, volver a la esencia de Beckett, a la palabra y al silencio, donde cada palabra significa, es volver al teatro en mayúsculas'.
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