El Príncipe ya tiene casa
Don Felipe inaugura su residencia de 1.800 metros cuadrados
El príncipe de Asturias no quiere que a su nueva casa se le llame palacio, ni pabellón, sino que se la conozca sólo como su residencia. Situada a poco menos de un kilómetro de las dependencias que ocupan los Reyes de España en el palacio de la Zarzuela, se levanta el que desde ayer es el nuevo hogar de don Felipe, un edificio de tres alturas y 1.800 metros cuadrados útiles, que ha costado 4.237.135 euros, en el que se combina la arquitectura singular de todos los edificios diseñados por Patrimonio Nacional y los toques personales que ha dado el propio heredero.
'Bienvenidos', proclamó sonriente el Príncipe a la docena de periodistas a los que recibió en el hall de su nueva casa. Don Felipe abrió las puertas de la vivienda a la una de la tarde para mostrar su nuevo hogar a los medios de comunicación y recibir, a continuación, a los directivos de la Fundación Príncipe de Asturias, encabezados por su presidente, José Ramón Álvarez Rendueles, y su director, Graciano García.
En la casa del Príncipe todavía huele a nuevo y algo a humedad, sobre todo en el hall, del que parte un largo pasillo a derecha e izquierda. Desde allí se accede al despacho de don Felipe, al de su ayudante, a una sala de espera para visitas, a la biblioteca, a un comedor oficial y a una parte más privada donde se encuentra una sala de estar comedor, una habitación con aseo y una cocina con office. Del hall también parte una escalera de madera y hierro que lleva a la primera planta, donde se encuentra el dormitorio del Príncipe -'todavía no he dormido aquí', contó ayer-, que se completa con dos vestidores y dos cuartos de baño. En esa zona también hay tres dormitorios con dos baños y un aseo, además de un despacho y un antedespacho.
En el semisótano está la cocina principal del edificio, preparada para atender las comidas oficiales y las recepciones, cuatro dormitorios con sus respectivos cuartos de baño, un comedor y una sala de estar para el personal que trabaja en la casa y un almacén. Las dos plantas superiores y el semisótano suman en total 1.800 metros cuadrados, que es la superficie útil de la que dispone el Príncipe de momento. Además hay construida una gran buhardilla que está vacía. En ese espacio inicialmente se pensó instalar un gimnasio, pero todavía no se ha realizado ninguna labor de acondicionamiento.
Don Felipe ha participado activamente tanto en las decisiones que se tomaron a pie de obra como luego en la decoración. 'Nunca me he fijado tanto en los picaportes o en los rodapies de las casas a las que he ido como ahora', ha contado el Príncipe. Pero, al tratarse de un edficio propiedad de Patrimonio Nacional y diseñado por el arquitecto del Estado Manuel del Río, no sólo se han tenido en cuenta lo gustos del heredero, sino también las necesidades del edificio por su carácter oficial.
En la decoración de la casa de don Felipe se entremezclan objetos que son propiedad de Patrimonio Nacional, como un tapiz del siglo XVII que adorna la entrada y proviene del Palacio del Pardo, con carpintería de teka y muebles de bambú en los porches. Un portavoz de la Casa del Rey señaló ayer: 'Se han seguido criterios medioambientales en toda la construcción del edificio y en la elección de los materiales utilizados. En el palacio de La Zarzuela, por ejemplo, hay paneles de energía solar'.
El arquitecto Manuel del Río, director del Patrimonio Arquitectónico e Inmuebles del Patrimonio Nacional y responsable de las anteriores ampliaciones del palacio de La Zarzuela, ha explicado que ha construido un edificio 'respetuoso con el entorno, con connotaciones de la arquitectura rural castellana', en el que ha empleado, entre otros, el ladrillo visto, el revoco, la madera y la teja.
El príncipe Felipe quiso que su hogar tuviera mucha luz y por eso se han colocado unos enornes ventanales que permiten observar desde la parte de atrás de la casa el monte del Pardo en toda su amplitud.
Variación de colores
Los colores elegidos para la decoración de la residencia de don Felipe son variados: verde claro para la biblioteca y el salón, y tonos rojizos para su despacho. Sobre la chimenea de la biblioteca, todavía a medio ordenar, hay un cuadro de la Reina, obra de Alcaraz.
En la biblioteca del Príncipe hay variedad de libros de diversas materias, desde tomos de La adaptación al Euro, Las cuentas de la Comunidad de Madrid, The New Russians, de Hendrick, o La reina del sur , la última novela de Arturo Pérez Reverte.
Un equipo de música, algo antiguo, ocupa una de las estanterías de la izquierda, y en una de las de la derecha hay un teléfono con una lista al lado con todas las extensiones de los supletorios de la casa. En el despacho del Príncipe cuelga un retrato del Rey realizado por Hernán Cortés. Detrás de su mesa de trabajo, del siglo XIX -que ya utilizó su padre en el palacio de La Quinta- hay un cuadro de Rafael Canogar, y enfrente un grabado de Eduardo Chillida. Ayer, en este despacho, don Felipe celebró la primera reunión de trabajo en su residencia, con los directivos de la Fundación Príncipe de Asturias.
En el salón principal destaca un retrato de Alfonso XIII, y en el comedor, la mesa y las sillas que don Felipe ha heredado de sus abuelos, los condes de Barcelona, y que éstos utilizaron primero en Villa Giralda, su casa de Estoril, y más tarde en la que ocuparon en la urbanización madrileña de Puerta de Hierro, hasta su fallecimiento.
Ayer, en el jardín, en el que hay una zona destinada a la piscina, todavía se realizaban tareas para plantar flores y árboles. Y justo cuando la casa abría por primera vez sus puertas, se izaba en el mástil de la fachada principal el guión del Príncipe de Asturias.
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