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Reportaje:

...Y ellos, a casa

Un grupo de 16 hombres granadinos recibe un curso de tareas domésticas

'Si ayudo a mi mujer en las cosas de la casa acabamos pronto y nos podemos ir los dos a pasear o al cine'. Con este sencillo argumento justifica su afición por las tareas domésticas Mariano Fernández, un jubilado de 61 años que junto a otros 15 hombres ha recibido un curso para aprender a realizar los trabajos de casa.

Pero no todos sus compañeros lo tenían tan claro. Los psicólogos encargados de las charlas iniciales se han tenido que emplear más a fondo con algunos de ellos, reticentes a admitir que el hombre ha nacido para ciertas funciones relacionadas con la limpieza y el resto de trabajos domésticos.

En cualquier caso, todos los hombres que llegaron al curso Habilidades domésticas organizado por el Ayuntamiento de Granada ya tenían cierta experiencia en la ayuda en el hogar. La diferencia entre unos y otros radica más en el punto hasta el que están dispuestos a llegar. Rafael Moreno, profesor jubilado de 68 años, asegura que siempre ha ayudado en su casa. Y su mujer lo atestigua. Conchita se siente orgullosa de la 'buena disposición' de su marido. 'Él hace la cama todos los días, deja el baño arreglado después de ducharse, tiende la ropa si hace falta y hace las compras que yo le escribo en una nota'. Sin embargo, tareas como la limpieza a fondo, la plancha o la cocina todavía son materia restringida para Rafael. Aunque su esposa admite que en parte ella es culpable porque le gusta hacer las cosas a su manera. A veces Conchita lo reclama como ayudante en la cocina para vigilar la comida en el fuego o cosas de ese tipo.

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Vencer la resistencia

Pero Rafael y el resto de sus compañeros ha tenido oportunidad a partir de este curso recién terminado de perfeccionar sus dotes culinarias, pues las sesiones prácticas se han centrado en la cocina. Al final del curso los alumnos prepararon una cena para ellos y sus mujeres en la que éstas no tuvieron 'ni que quitar una cucharilla', tal y como explicó la concejal de la Mujer, Asunción Jódar, que fue comensal en aquella cena.

Estos hombres pudieron experimentar la dificultad y el trabajo que conlleva realizar una comida especial. 'Estuvimos siete horas preparando la cena pero mereció la pena', explicó Valentín Martos, otro de los alumnos. Con la ayuda de un cocinero experto los 16 hombres se encargaron ese día hasta de hacer la compra. Luego, en la cocina, las cosas no fueron fáciles porque 'a veces nos estorbábamos unos a otros'. Lo importante fue que al final sus mujeres se deleitaron con los entremeses, la crema de espárragos y la ternera a la jardinera.

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Los 16 alumnos recibieron el martes de manos de la concejal de la Mujer y del teniente de alcalde José Antonio Aparicio los diplomas que los acreditan como alumnos y esposos modelo, no tanto por los resultados (que a cada uno le tocará demostrar en su casa), sino por la buena disposición demostrada.

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