Faraónico
Grande, enorme, inconmensurable se ha vuelto el espectáculo de los hermanos Muñoz, quienes, en apenas cuatro años, han ido construyendo una pirámide de base sólida con el cemento y la piedra de sus canciones y merced a un trabajo compacto y tenaz de aprendizaje para depurar sus posibilidades como animales -animalillos- de escenario.
David y José podrían defender ya su directo con éxito sin moverse de la cama, tal es la soltura con la que se enfrentan a miles de personas en cada cita en directo; nunca defraudan, porque lo que ofrecen está ya a niveles elevadísimos para la media del pop español actual.
Las Ventas era para ellos un reto; un 'tomar la alternativa', como lo definió David cuando iniciaban su actuación a los sones de Cacho a cacho. El montaje escénico era imponente. Las luces, unas de las mejores de las que se ha podido disfrutar últimamente en una producción española. En el fondo del escenario había tres enormes pantallas de vídeo que alternaban hasta el último pestañeo del famoso dúo con sugestivas imágenes que complementaban la música con un cierto toque sicodélico de calidad. El sonido, eso sí, fue un poco vacilante en calidad en algunas fases de la velada.
Estopa
David Muñoz (voz), José Muñoz (guitarra y voz), Paco Bastante (bajo), Juan Maya (guitarra española), José Antonio Romero (guitarra eléctrica y acústica), Angie Bao (batería), Luis Dulzaides (percusión), Nacho Lesco (teclados). Plaza de Las Ventas. 15,90 euros. Madrid, miércoles 19 de junio.
28 vagones
El repertorio era un largo tren de 28 vagones: exactamente, las canciones de las que el grupo dispone en el mercado. Ni que decir tiene que el público, que abarrotaba el coso desafiando al calor asfixiante con sus gritos y haciendo la ola, cruzó el umbral del ruedo entregado, como siempre, a la causa estopera.
Por todo ello, la fiesta fue completa y se gozó de modo colectivo, sobre todo de los temas del primer disco del grupo: Suma y sigue, Ojitos rojos, Me falta tu aliento, Tu calorro, El del medio de Los Chichos y, por supuesto, Por la raja de tu falda.
David, que cada día se parece físicamente más al futbolista Diego Tristán, agradeció como acostumbra el fervor del gentío, trufando la interpretación de sus archiconocidos temas con comentarios que delatan que los Muñoz, ya con el riñón bien cubierto, no renuncian a la veracidad llana de sus raíces.
Además, José y David dieron paso también a una serie de invitados ilustres para compartir con ellos el momento de magia: el trío Ketama; Miguel Lichis, de La Cabra Mecánica -'honra merece...'-, quien gozó sobremanera interpretando junto al grupo la fumeta Poquito a poco, y Pancho Varona, quien, por aludido, prestó su guitarra a la banda para tocar Primera cana.
El concierto del miércoles en Las Ventas, en fin, supuso otro éxito, aún mayor, para los hermanos de Cornellá, que, menos fuegos artificiales, ofrecieron absolutamente de todo a la parroquia madrileña. Como expresaba, precisamente, un castizo a su modo al contemplar el fabuloso despliegue de Estopa en esta actuación, la próxima vez que quieran hacer algo así de faraónico, van a tener que quemarse a lo bonzo en escena para superarse en espectacularidad.
Babelia
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