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Reportaje:Mundial 2002 | De la euforia surcoreana a la indignación italiana

Una derrota de alta política

Silencio en las plazas italianas y duras críticas en el Parlamento al 'escaso peso' del país en la FIFA

Era de temer. La Italia que cuenta, la de los políticos, expertos, comentaristas y estudiosos del calcio, reaccionó ayer muy mal a la derrota sufrida por su selección frente a Corea del Sur. En una fracción de segundo, los medios de comunicación encontraron a los culpables: el árbitro e inmediatamente después el presidente de la Federación Italiana, Franco Carraro. El colegiado ecuatoriano Byron Moreno, que pitó un penalti a favor de la selección surcoreana parado por Buf-fon, mereció el abucheo generalizado de la afición azzurra. Por supuesto, tampoco se le aceptó que anulase un gol forse regolare (probablemente legal) a Tommasi, el quinto anulado a la escuadra de Giovanni Trapattoni en el Mundial.

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El amplio y variopinto arco político italiano reaccionó con preocupante unanimidad. Desde los portavoces de la izquierda en el Congreso hasta los parlamentarios de la Liga Norte, los comunistas, los ex democristianos, los diputados de Forza Italia, todos los políticos de todos los colores..., pidieron unánimemente la dimisión de Carraro por su 'escaso peso', por no haber protestado a la FIFA como era debido tras los anteriores arbitrajes escandalosos para los italianos.

Marco Rizzo, portavoz de los comunistas italianos en la Cámara, no se mordió la lengua: 'Lo que ha ocurrido en este Mundial demuestra la grave inconsistencia de nuestro país en el terreno internacional'. El verde Paolo Cento criticó la falta de atención que ha tenido Carraro con la selección nacional, como si se tratara de un conjunto de desvalidos escolares. Y hasta el correoso Francesco Cossiga, ex presidente y senador vitalicio, que no desdeña nunca una polémica, sugirió que Italia deje de participar en 'competiciones internacionales' si antes no se le dan garantías de que no se encontrará en el camino árbitros como el suramericano Moreno. Los diputados de Forza Italia llegaron rápidamente a la conclusión de que el primer ministro, Silvio Berlusconi, debe tomar las riendas de la federación, como ha hecho con el Ministerio de Exteriores, para devolverles el orgullo a los italianos.

Las ediciones on line de los diarios italianos se consolaban pensando en las derrotas anticipadas de otros equipos. Después de todo, como venía a decir uno de los comentaristas de La Repubblica, se está ante un extraño Mundial del que han salido ya los equipos grandes: Francia, Argentina, y, por supuesto, Italia.

Di Livio pide explicaciones al árbitro, el ecuatoriano Moreno, mientras Totti, expulsado, enfila hacia el vestuario.
Di Livio pide explicaciones al árbitro, el ecuatoriano Moreno, mientras Totti, expulsado, enfila hacia el vestuario.AP

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