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Reportaje:Mundial 2002 | Corea del Sur, rival de España en los cuartos de final

Ahn, 'non grato' en Perugia

El entrenador del equipo italiano ha pedido a su presidente que no retenga al surcoreano

Carlos Arribas

Ahn Jung-hwan, el justiciero surcoreano, era en realidad un infiltrado que desde hace dos años jugaba en el Perugia, de la Primera División italiana, cedido por el Busan. Ese club tiene una opción de compra que caduca el día 30 de este mes, pero ayer mismo, pocos minutos después de que su cabezazo picado se colara por debajo de la estirada de Buffon, su entrenador, Serse Cosmi, habló con la prensa. 'Ahora mismo le voy a decir al presidente del equipo que no retenga a Ahn', dijo, según la agencia Ansa; 'el jugador ha cumplido con su obligación al marcar el gol y no tiene la culpa de lo que ha sucedido, pero hay que dar una señal a favor del fútbol italiano: prefiero que juegue Gatti'. A lo que el presidente, Alessandro Gaucci, respondió: 'Sí, tenemos hasta el día 30 para ejercer el derecho sobre Ahn, pero...'

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Quizá la decisión de Cosmi se haya acelerado por lo ocurrido ayer en Perugia, apacible ciudad de la Umbria, conocida sobre todo por su universidad de verano. Lo relata Tedesco, compañero de Ahn. 'Aquí, en Perugia, he oído a la gente gritar: ¡'Ahn, no vuelvas más!'. Lo han tomado como una traición. Pero él, de verdad, ha marcado un gran gol. Era su deber'.

En realidad, en sus dos temporadas italianas, Ahn, de 26 años, ha jugado 25 partidos de Liga y marcado cinco goles. Poco rendimiento para un jugador que llegó con una gran aureola desde Corea, donde recibía tratamiento de héroe nacional sencillamente porque había renunciado a irse a jugar a la lucrativa, y odiada, Liga japonesa. 'Si hubiera ido allí, no habría progresado, sino que habría ido hacia atrás', dijo Ahn. Jugando en la Liga italiana, dice la prensa, Ahn reforzó su carácter agonístico, que era el propio de una prima donna. En Italia, también, pasó tan inadvertido, más allá del punto exótico de ser el primer surcoreano en el calcio, que apenas recibía peticiones de entrevistas: pocos periodistas saben algo de él.

Tampoco Guus Hidink sabía mucho del nuevo Pak Doo Ik, el nuevo enterrador de Italia, que ya era una figura antes del Mundial y contaba con varios patrocinadores propios, incluida una firma de peluquería. El técnico holandés creía que Ahn, del que siempre se ha alabado su técnica y su velocidad, era un puro producto mediático, un jugador imprevisible que le rompía los esquemas. Hasta que le demostró lo contrario y se lo demostró a los italianos, sus colegas, a los que la víspera ya advertía: 'La defensa italiana es vieja y lenta. La machacaremos con nuestra rapidez'.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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