'Mis películas son las de un tío que no se atreve a afrontar la realidad'

Once años después de ganar el premio al mejor cortometraje en Cinema Jove, el festival valenciano dedica una retrospectiva a Álex de la Iglesia (Bilbao, 1965), un cineasta atípico que se autodefine como 'un tipo con mucha suerte' por haber hecho seis películas en ese periodo de tiempo.

Procedente del mundo del cómic, una actividad que ha dejado -'porque no tengo tiempo para dibujar y eso que es un trabajo manual que relaja muchísimo'-, Álex se inició en el mundo del cine con el corto Mirindas asesinas, el único que dirigió antes de pasar al campo del largometraje: 'No me considero un cortometrajista nato, porque sólo hice uno, y gracias a la amabilidad de Pedro [Almodóvar] pude pasar al largo, pero creo que un corto es la única manera de demostrar a un productor que alguien que quiere hacer cine puede convertirse en director', señala el cineasta vasco, para el que su trabajo es 'una continua corrección de errores; un director hace una película para mejorar la anterior'.

'Tengo más confianza en mi manera de hacer reír que en mi manera de asustar'

Su irrupción en el panorama cinematográfico español coincidió con la de Juanma Bajo Ulloa y Julio Medem, por lo que la crítica habló en su momento de una nueva generación de cineastas vascos. De la Iglesia no se siente cómodo con esa etiqueta: 'El cine que hago yo no tiene nada que ver con el que hacen Juanma o Julio, pero me ha servido para hacerme muy amigo de ellos'.

El realizador de El día de la bestia o La comunidad tiene una máxima en su trabajo, 'entretener', aunque considera que hay muchas maneras de hacerlo: 'A mí hay veces que me entretienen mucho Bergman o Pabst, pero otras veces me entretienen Jerry Lewis o Aterriza como puedas; si sólo te interesa Bergman, tienes un problema'. Pero, en esa labor, entiende como fundamental la experiencia: 'Hasta que no lleve 20 o 30 años no tendré ni la más remota idea de cómo se maneja este negocio'.

Director de seis películas de éxito, el director bilbaíno ha tocado varios géneros cinematográficos en su obra, aunque en todas hay un sustrato de terror y de comedia, las constantes de su trabajo. 'Es porque tengo mucho respeto al género de terror, me gusta tanto que siempre he intentado disfrazarlo de otra cosa', explica resignado para apostillar: 'Tengo más confianza en mi manera de hacer reír que en mi manera de asustar'.

En pleno proceso de posproducción de su último filme, 800 balas, ' una tragedia, en el sentido griego de la palabra que. debería ser un drama, pero, en realidad tiene un formato de comedia', según sus propias palabras, Álex de la Iglesia se pone trascendente al analizar su cine hasta el momento: 'Mis películas son fundamentalmente cobardes, las películas de un tío que no se atreve a afrontar la realidad directamente y utiliza la comedia o la broma, como hacían los bufones en la Edad Media', afirma el cineasta, que se reconoce más influenciado por lo que le disgusta que por lo que le gusta, 'ya que normalmente te influye más lo que odias, porque el odio es un sentimiento más profundo que el amor'.