'Djereudjeuf, Henri Camara waaaï'
Todo estuvo permitido ayer en Dakar para celebrar el pase a cuartos de Senegal
Ndèye Sokhna Sarr, una bella senegalesa que representará a toda África en la elección de Miss Mundo sordomuda, dejó ayer de ser el personaje más admirado de todo Senegal, y de media África, para dejar su puesto a un rudo futbolista del Sedán francés llamado Henri Camara, el delantero que con sus dos goles a Suecia clasificó a un país africano para los cuartos de final del Mundial asiático.
'Djereudjeuf, Henri Camara waaa ('Gracias, Henri Camara), gritaban los jóvenes, las caras pintadas con tiza verde, roja y amarilla, los colores de la bandera, por las calles de Dakar, la capital de Senegal, una ciudad en la que ayer todo estaba permitido. Se podía circular por dirección prohibida, ignorar los semáforos y señales de tráfico, no pagar el autobús... Como cada vez que los Leones de la Teranga (hospitalidad en lengua wolof, la segunda del país tras el francés), ganan un partido importante, los aficionados invaden las calles, y el sonido, el tam tam, de los djembés (tambores típicos) marca el ritmo de la ciudad compitiendo con las campanas de la catedral, que tocan a rebato sin parar. Pero no advierten de un peligro, colaboran en la locura. No hay reglas, ni barreras. Medio país madrugó (el partido empezó a las 6.30 de Senegal) y después ya no paró. La fiesta se anunciaba larga. Todo un domingo para festejar.
En los barrios del Sagrado Corazón confraternizan policías y ciudadanos. 'Ya no existe nada. Nada hay más importante. Es demasiado bonito', dice una joven, lágrimas en los ojos, en Ciudad Burguiba. Sentada en medio de la calle, no se mueve, y sus amigas, vestidas como ella con los colores del país bailan como si les fuera la vida en ello.
En París, la antigua capital colonial, gritos interminables, golpes de cláxon, saltos, danzas en medio de algunos barrios y tam-tam improvisados con cacerolas han sido el testimonio de la celebración. 'Vamos a estar de fiesta todo el día, toda la noche, vamos a bailar, a tocar música, a cantar en las calles', avisan. 'Todos no somos senegaleses, pero todos apoyamos a Senegal, porque Senegal es África', afirma un guineano.
La fiesta no se paró ahí. Media África también celebró. La gente salió a las calles de Bamako (Mali), Libreville (Gabón), Dahomey (Níger) y Bissau (Guinea). El orgullo de África. Doce años después del Camerún de 1990 que abrió la vía, otro país negro en cuartos.
Mientras, en Oita (Japón), el sonido del djembé también marcó la celebración de los jugadores y técnicos de la selección senegalesa, que bailaron hasta altas horas en su hotel. Allí revelaron parte del secreto de su remontada: antes del partido con Suecia se motivaron con un vídeo en el que los eternos rivales de Camerún despreciaban a los senegales diciendo que los únicos leones eran ellos, los cameruneses, conocidos como los Leones indomables, y que el apelativo de los Leones de la Teranga (Senegal) era inmerecido. 'Y hemos demostrado que, en efecto, no hay dos tipos de león, sino sólo uno, los Leones de la Teranga', explicó El Hadji Diouf, el delantero senegalés.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.