Valencia, capital de la salsa

'Antes que nada tienes que sentir mucho la música. Eso es fundamental. Y trabajar mucho, claro'. Esta es la premisa para llegar a ser un buen bailarín de salsa. Lo dijo ayer el cubano Rafael González, profesor y bailarín instalado en Milán, participante en el Congreso Mundial de la Salsa que concluyó ayer en Valencia. Luego está lo de los estilos y las diferentes escuelas. En Cuba, la cuna de este ritmo caribeño, es básico, por ejemplo, 'el movimiento de caderas, sobre todo para las chicas, pero también para los chicos', apunta González. En Puerto Rico, los bailarines prestan mucha importancia al movimiento de los hombros, de la espalda, del 'tronco', añade. En España, se ha puesto de moda bastante la llamada salsa flamenca, en la que algo tendrán que decir las manos. Pero en cualquier caso, hay que sentir mucho la música.

Como la han sentido los cerca de 400 aficionados que desde el pasado jueven han asistido a los conciertos, actuaciones, talleres, audiciones y clases que han formado parte del programa del Congreso Mundial de la Salsa, iniciativa privada que cumple este año su sexta edición. Johnny Vázquez (de Los Ángeles), Rogelio Moreno (de Puerto Rico) o Swinig Rumbreo (de Argentina), Mel (revelación en EE UU), Alejandro (de Puerto Rico) o Sonora Latina (de España) son otros de los nombres propios de la salsa que han mostrado su saber en Valencia, a cuyo exitoso encuentro han asistido alumnos procedentes de lugares dispares, desde Canadá o Nueva York hasta Japón.

No por casualidad el encuentro se ha celebrado en las salas New Velvet, de Massanassa, y Gran Caimán, de Valencia. La ciudad del Turia está considerada como una de las capitales europeas de la salsa, siendo Fermín Olaya uno de los promotores más relevante del movimiento salsero por estas tierras. 'El auge de la salsa es tremendo en todo el mundo', comenta el bailarín cubano, quien destaca la gran tradición en países como España e Italia, dentro de Europa, a lo que la sangre latina no es ajena.

Anoche todo los protagonistas del congreso pusieron en práctica sus enseñanzas en un 'gran ensamble salsero' que dio paso, posteriormente, a la actuación de clausura de Sonora Latina.