Bami se come otro pez gordo
Compra el 23,9% de Metrovacesa con la intención de integrar las dos sociedades
La ola de cambios accionariales que el mundo inmobiliario vive desde hace tiempo ha tenido esta semana un acto más. Bami, una compañía que hace pocos años apenas alcanzaba el calificativo de mediana, ha pegado un mordisco a una de las grandes, Metrovacesa, con el que engordará su cuenta de resultados, desde este mismo año, en 16 millones de euros.
Bami tenía en 1997 unos fondos propios de sólo 35 millones de euros, pero el año pasado ya alcanzaban los 263 millones
El mordisco de Bami es uno más en la estrategia de la inmobiliaria de acercarse, a veces hasta comerse, a compañías, en principio, más grandes que ella misma para crecer. Lo consiguió en junio de 2000 cuando se hizo con Zabálburu, propiedad de la antigua Tabacalera, y lo ha hecho ahora con una parte sustancial de Metrovacesa. El viernes 31 de mayo, el BBVA comunicó a posibles compradores que vendía su participación en Metrovacesa. Ese mismo día, Bami supo que su oferta, cerrada el pasado martes, había sido aceptada. Se quedaba con el 23,9% de la inmobiliaria -el banco mantiene el 1,5%- por 545,4 millones de euros (casi 91.000 millones de pesetas), pagando una prima al banco del 59% sobre la cotización. Bami ha pagado un precio muy por encima del valor de Metrovacesa en Bolsa, pero por debajo del valor liquidativo que se le calcula, en función de la valoración de los activos, y ése, según Joaquín Rivero, presidente y accionista de referencia de Bami, es el punto de vista que le importa, porque es, dice, 'el punto de vista inmobiliario'.
Con la compra, Bami no sólo entra en una de las dos grandes del sector, sino que lo hace pisando fuerte. Sólo le falta el apoyo del fondo de pensiones holandés PGGM, que tiene el 16% de Metrovacesa, y de la instrumental del Abu Dhabi Investement, Control View, que tiene el 8%, para controlar la empresa, y trabaja en ello 'con muchas posibilidades', según Rivero. Conseguir un consenso con ellos para dar un giro a la gestión de Metrovacesa es su primera ilusión, según confiesa él mismo. La segunda sería lo que él llama 'una integración' de las dos compañías.
Una gran despensa
Metrovacesa posee lo que Rivero llama 'una gran despensa de edificios' en renta, algunos con 30 años de antigüedad. Si la inmobiliaria los sustituyera con otros nuevos, manteniendo las rentas pero al tiempo realizando plusvalías por las ventas, Metrovacesa podría doblar sus beneficios. Concretamente alcanzó los 100 millones de euros el pasado año, y en dos años, según Rivero, podría llegar a 200 millones de euros.
Con la integración -un eufemismo que en realidad supone que Metrovacesa engulla a Bami, pero Bami sea quien controle Metrovacesa- se crearía una sociedad capaz de vender 3.000 pisos al año y que ocuparía el primer lugar del mercado español por ingresos en rentas de alquiler. La integración reequilibraría la distribución de ingresos en las compañías -Bami obtiene el 70% de promoción y el 30% de alquiler, y Metrovacesa, al revés- y constituiría, además, lo que Rivero llama 'una plataforma' con la que poder salir al exterior, un flanco en el que no está presente Metrovacesa y en el que Bami es débil, ya que sólo tiene proyectos en Berlín.
De momento, y ya desde este mismo año, la puesta en equivalencia de la participación en Metrovacesa le va a suponer a Bami una inyección directa a la cuenta de resultados de 16 millones de euros al año, más o menos, la mitad de lo que gana Bami. Un aperitivo será el cobro de los 0,46 euros por acción que paga Metrovacesa a cuenta del ejercicio 2001 a los accionistas. Cuando este pago sea efectivo, Bami será ya el primer accionista de la empresa.
Para comprar Metrovacesa, Bami ha diseñado el mismo plan que para comprar Zabálburu y ha contado con los mismos aliados. El Banco Popular ha liderado un crédito sindicado por la totalidad de la operación a un plazo de 30 o 36 meses. La mitad se pagará con una ampliación de capital y el resto será endeudamiento a largo plazo que cubrirá con la generación de recursos. La política de crecimiento, y sobre todo la compra de Zabálburu, ha fortalecido considerablemente a Bami. En 1997 tenía unos fondos propios de 35 millones de euros y el año pasado era de 263 millones, y la facturación ha pasado en el mismo periodo de 20 a 205 millones.
Con el apoyo de sus socios financieros -el Banco Popular tiene el 7,8% de Bami y un grupo de cajas el 37%- y su nueva participación en Metrovacesa, Rivero espera aún que su inmobiliaria -la familia tiene el 17%, aproximadamente- saque músculo para crecer geográficamente y en actividad. De momento, a las viviendas ha sumado hoteles y residencias.
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