La inteligencia de Raúl
- Momentos de duda. Un inicio frío y un gol de mala suerte causaron momentos de duda. Paraguay apareció con oficio, agresividad y mayor actividad. Poco a poco, sin embargo, España fue mandando en el partido con una buena posición del balón, acciones de Raúl -vaselina, volea...-, un centro de Puyol y un contrario retrocediendo y defendiéndose dentro del área. Los últimos minutos de esta parte volvieron a ser de control de Paraguay.
- La banda izquierda. La decisión de Camacho con los cambios y el bajón físico de Paraguay propiciaron la reacción española. La posición estable de Helguera fue el impulso que necesitaba España: generó la libertad de Baraja y Valerón, que entre líneas crearon muchos apoyos, y las aportaciones de nuestros laterales. Y más concretamente por la banda izquierda, en donde la pareja De Pedro -participó en los tres goles- y Juanfran aportaron la profundidad que necesitaba España, algo más coja por la derecha.
- Optimismo. La mejor calidad individual decidió un partido jugado por dos estilos distintos. La seguridad, la euforia y el convencimiento de ser superiores se ha instalado en la selección. La clasificación es justa. Confianza en el futuro.
- Casillas. Tranquilidad y sencillez. Intuyó bien el juego y transmitió confianza. No falló en el primer gol, fue mala fortuna: era un tiro difícil de blocar y no lo dejó muerto, sino que lo desvió hacia el lateral. Sólo una indecisión en una salida al borde del área.
- Los centrales. Salvo en alguna jugada puntual, en la que Santa Cruz se les fue, han estado sobrios. No tienen problemas en la iniciación del juego. Ayer tuvieron algún aprieto en el juego aéreo, pero en jugadas más o menos intrascendentes. Se habla de que ante un rival que ataque, que aproveche los espacios, pueden sufrir. Pero la realidad es lo que vemos, no lo que intuimos. Y por ahora están bien.
- Morientes. Decisivo. Muy activo. Se le nota eufórico en el juego, lo que es muy bueno para un delantero centro. Estuvo activo no sólo en la finalización, sino en el propio juego. Robó, combinó y remató. No se le puede pedir más. El fútbol gira alrededor de una palabra que es emoción. Todo lo demás, lo físico y lo táctico, importa menos. La emoción es lo que agranda o empequeñece a Morientes.
- Raúl. Interpretó con inteligencia el partido. Cuando España despobló la banda derecha, acudió allí para equilibrar al equipo. Se dio cuenta enseguida de la debilidad del equipo. Era un vacío más propia para que acudieran Valerón o Baraja. Pero fue él quien acudió. Por encima de sus condiciones como futbolista siempre está su inteligencia. Acude al sitio donde más le necesitan el equipo y el partido.
- Tristán. No ha jugado dos buenos partidos. Pero Tristán es de los jugadores a los que hay que aguantarles y sufrirles. Su talento no lo alcanza nadie. Ya aparecerá.
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