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Reportaje:ALTOS DEL HONTANAR | EXCURSIONES

Agua a la vista

Varias fuentes jalonan el camino del puerto de la Morcuera a Pinilla por esta serrezuela del valle del Lozoya

Siempre nos ha sorprendido que las guías de la sierra madrileña hagan tanto hincapié en las fuentes que hay a lo largo de los caminos, pues es evidente que se quedan más secas que el gañote de la Cibeles en cuanto deja de llover cuatro días y, la que no, va y la atasca algún cabrito con una piña.

Un amigo tenemos incluso que se obceca en salir al campo con la cantimplora vacía en el rigor del estío, exponiéndose a una escurribanda intestinal por verse obligado a libar de cualquier chisguete de dudosa salubridad, tipo caldo de berberechos, cuando no a una herida contusa por intentar gorronear de la que siempre lleva previsoramente llena quien esto firma.

Ahora bien: una cosa es dudar de la utilidad de este tipo de información y otra distinta, amén de necia, negar la indudable poesía que encierra el gesto del sediento montañero que, arrimándose a la fontana que se le ofrece generosa e inesperada en tan buena hora, se descubre la testa sudorosa, se arrodilla cabizcaído como un caballero antiguo ante su reina y bebe a chorro hasta que las tripas le hacen alegres borborigmos, preludio de un dolorcillo pasajero que, en estas líricas circunstancias, no es flato, sino gozoso cilicio.

Desde la fuente del Cossío la vista es grandiosa, con la mole de Peñalara enfrente

Poética es también la voz hontanar ('sitio en que nacen fuentes y manantiales'), que ya puso en versos Berceo en el siglo XIII, cuando el castellano era un regajo parlero recién manado del común hontanar de las lenguas romances.

Una voz consagrada, pero eternamente joven y fresca, que da título a los altos del Hontanar, estribación de la sierra de la Morcuera que se lanza hacia el norte desde el puerto de este nombre hasta la vertical de la presa de Pinilla, rondando en todo momento los 1.600-1.700 metros de altura, de modo que, además de las lógicas fuentes, ofrece al caminante panorámicas del alto Lozoya con que saciar su sed de paisajes.

Nada más natural que empezar esta jornada en una fuente, la de Cossío, que queda a un kilómetro del puerto de la Morcuera, bajando por la carretera de Rascafría.

Una fuente que no es sólo de agua, sino de evocaciones, pues fue inaugurada el 23 de octubre de 1932 en honor de Manuel Bartolomé Cossío, viejo maestro de la Institución Libre de Enseñanza que no pudo asistir al acto porque estaba postrado por la tuberculosis, pero sí Julián Besteiro, a la sazón presidente de las Cortes, y otros antiguos alumnos que, de chavalines, cruzaron este paso de la mano de aquél. Y fuente también de perspectivas, ya que desde ella se goza de una grandiosa vista del valle del Lozoya, con la mole de Peñalara justo enfrente.

Un kilómetro más abajo -en el 19,200, para ser exactos- nace a mano derecha, tras una barrera, una pista forestal que nos va a conducir en media hora, tras cruzar el arroyo de las Hoyuelas, a una nítida trifurcación: el ramal de la izquierda desciende a Alameda del Valle, el de la derecha lleva al puerto de Canencia y, de frente, por el menos trillado, subimos en un periquete a la cima ondulante de los altos del Hontanar.

Pronto dejamos a mano izquierda la fuente Ferrero, que nos ocultan los pinos de repoblación, al igual que todo lo que que cae de ese lado; no así el valle de Canencia, que vemos ahondarse poco a poco a la diestra, y el embalse de Riosequillo, que nos señala en lontananza la salida del valle del Lozoya.

Avanzando siempre por la divisoria de aguas, alcanzamos en un par de horas el vértice geodésico del Espartal, máxima cota de esta serrezuela (1.733 metros) y mitad del recorrido de hoy. A partir de aquí, cede el pinar, se abren amplios pastizales y afloran crestas que son como balcones sobre el embalse de Pinilla. Y enseguida arribamos al portachuelo de Canencia (1.551 metros), inconfundible por sus dos fuentes con sendos abrevaderos. Muy cerca, por el robledal de la izquierda, baja zigzagueando la pista que nos va a llevar sin pérdida -en la única bifurcación dudosa hay que tirar a la derecha- hasta Pinilla, pueblo y embalse del agua más dulce.

Cuatro horas de travesía

- Dónde. El puerto de la Morcuera dista 58 kilómetros de Madrid y tiene rápido acceso por la autovía de Colmenar (M-607), desviándose a la derecha pasado el kilómetro 35 (M-609, hasta Soto del Real) y siguiendo luego por la M-611 hacia Miraflores y Rascafría. Un kilómetro más adelante del puerto está la fuente de Cossío (a mano izquierda) y, otro más, en el punto kilométrico 19,200, la pista que lleva hacia los altos del Hontanar (a mano derecha). - Cuándo. Cualquier época es buena para efectuar esta travesía de 14 kilómetros -sólo ida- y cuatro horas de duración, con un desnivel acumulado de 150 metros y una dificultad media-baja. Si no disponemos de un vehículo de apoyo al final del recorrido, podemos llegar hasta las crestas rocosas pasado el vértice del Espartal, mitad aproximada de ruta, y volver por el mismo camino. - Quién. Domingo Pliego es el autor de Excursiones fáciles por la provincia de Madrid, guía editada por Desnivel en la que se describe una variante de esta excursión, pasando por la Majada del Cojo. - Y qué más. Cartografía: hoja 19-19 (Buitrago del Lozoya) del Servicio Geográfico del Ejército o, mejor todavía, mapa Sierra Norte, de La Tienda Verde (Maudes, 23 y 38; teléfono 91 534 32 57).

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