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TELEVISIÓN | Mundial 2002 | Grupo C

Los horarios y las transmisiones de pago reducen la audiencia

El Mundial de Corea del Sur y Japón ha sido bautizado como el Mundial clandestino por los medios de comunicación de Francia, Italia o Estados Unidos por las intempestivas, para los trabajadores, e inhabituales horas a las que se juegan los partidos, que fuerzan a la afición a superar un jet lag particular. En España, el concepto de clandestinidad se amplía todavía más: la primera cita del Mundial llegó el domingo en un horario (7.30) sólo apto para los madrugadores selectos.

Oficialmente, 7.830.000 españoles, un 70,2% de los que estaban viendo la televisión a esas horas, casi tres de cada cuatro, trufaron su comida dominical con los goles televisivos de Raúl, Valerón y Hierro y los pases del zurdo De Pedro entre la defensa de la alpina Eslovenia. Fue el único día, junto con el viernes, en que más de 3.906.000 espectadores españoles (el 40,2% de la audiencia), con el Senegal-Francia inaugural, también a las 13.30, en el que el Mundial traspasó la barrera minoritaria, el umbral de los espacios de pago, y adquirió caracteres multitudinarios.

En las restantes jornadas y a excepción de aquellas en las que no juegue España (cuyos encuentros transmite Antena 3), el Mundial, tradicionalmente uno de los puntos fuertes de audiencia, es cosa de los abonados a una plataforma digital que, además, añadan 60 euros -lo que incluye 12 partidos de la próxima Liga- a su cuota mensual.

Como Vía Digital, que pagó unos 200 millones de euros por los derechos de este Mundial y los de 2006, no informa de cuántos miles de sus más de 800.000 abonados han pagado por ver el Mundial, es difícil calcular cuántos espectadores madrugaron ayer para ver en directo, a las 8.30, el Croacia-México, por ejemplo. Pero seguramente no fueron muchos más que los que trataron, por todos los medios, legales e ilegales, de tener acceso a las imágenes televisivas sin pasar por el fielato de la televisión de pago. Ardua tarea la suya, pero no infructuosa.

Vía Digital logró del grupo alemán Kirch, que le vendió los derechos del Mundial, el compromiso de la exclusividad. Así, Kirch forzó que las imágenes que llegan a España a través de Canal Satélite Digital (CSD) de las televisiones públicas alemanas ARD y ZDF, que emiten el Mundial, no incluyeran fútbol. El mismo compromiso se obtuvo de Eurosport, que emite el Mundial en Francia, pero no en España. Y la RAI, que tiene los derechos para Italia, no se puede ver más que codificada a través de CSD. Pero esta plataforma no es la única vía de entrada. A través del satélite Astra, y de forma analógica, 1.770.000 hogares españoles reciben con total nitidez las imágenes de ARD y ZDF y, por lo tanto, el fútbol del Mundial.

El último recurso, pero sólo al alcance de aquellos abonados a CSD que posean antena parabólica individual, es el del pirateo. El método está prohibido y es engorroso, pero funciona. Se trata de descargar de Internet los códigos de la plataforma digital holandesa y de volcarlos en la tarjeta española. Después, con paciencia, se reinicia el descodificador, se mueve la antena, se captan los programas holandeses y se añaden al descodificador. Luego se busca y se encuentra el canal Ned 2, que emite el Mundial, y ya sólo falta verlo, con comentarios en holandés. Si se tiene tiempo, claro.

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