La fuerza vecinal de Puente de Vallecas
Los residentes en esta zona ven en la capacidad de asociación y de lucha su mejor patrimonio
Lucha es una palabra cuyo significado conocen muy bien los habitantes del distrito de Puente de Vallecas. Lo saben porque ha sido así, luchando, como hoy pueden ufanarse de haber conseguido que el metro de Ruiz-Gallardón no los dejara fuera de su ruta; o que la sede de la Asamblea de Madrid se instalara en sus predios o que la Comunidad pusiera por fin en marcha el tan anhelado Plan 18.000, una inversión de 18.000 millones de pesetas (108 millones de euros) para mejoras sociales en esta zona y en Villa de Vallecas.
'Somos obreros. No banqueros', reza una pintada en una pared sucia y desgastada de una calle de la colonia de San Diego, tal vez uno de los puntos más olvidados de Puente. 'Es que éste es un distrito de trabajadores, de inmigrantes andaluces y manchegos que llegaron y se asentaron aquí hace muchos años', explica Félix Palomo, uno de los portavoces de la coordinadora vecinal que agrupa a 15 asociaciones y que prácticamente representa al distrito entero.
'Ya es hora de que mejore la actitud de la concejal', afirma un portavoz vecinal
'Somos obreros. No banqueros', reza una pintada en una pared de la colonia de San Diego
Puente de Vallecas es como una ciudad dentro de la ciudad. Tiene un equipo de fútbol, el Rayo Vallecano, en Primera División; una radio y una cadena de televisión propias, gestionadas ambas por asociaciones culturales; una escuela de tenis, y, como cuenta Félix Palomo, una gran fuerza asociativa que es, quizás, su mejor patrimonio. Y por eso las reivindicaciones están a la orden del día.
Lo que les quita el sueño ahora a los vecinos es conseguir que la Comunidad de Madrid cumpla con los compromisos que adquirió cuando se propuso en 2000 poner en marcha el Plan 18.000. Palomo recuerda que los ánimos se habían caldeado porque el presidente regional decidió aplazar las negociaciones para ejecutar esa iniciativa. Los vecinos, entonces, optaron por contratar a una mascota, el Gallo Vallecano, que se encargó de perseguir a Alberto Ruiz-Gallardón y de recordarle sus incumplimientos. 'El gallo apareció cuando el presidente vino a inaugurar el intercambiador de Villa de Vallecas, y también cuando inauguró un centro cultural en el barrio de Palomeras Bajas. Le dijimos que queríamos negociar y después aceptó. Él mismo vino en persona a firmar el acuerdo', recuerda Félix Palomo.
El Plan 18.000, cuya ejecución se extenderá hasta 2005, incluye programas de educación, obras públicas, urbanismo y transporte, servicios sociales, sanidad, economía y empleo, cultura y medio ambiente. Pero es la educación, con un tercio del presupuesto, el área en la que, según el proyecto, se haría mayor énfasis.
Dos años después, sin embargo, los vecinos muestran, al menos en el aspecto educativo, un balance poco favorable: 'Se nos dice que en educación se han destinado muchos cientos de millones que nosotros no vemos por ninguna parte, al tiempo que observamos con preocupación cómo va deteriorándose la enseñanza pública', dice el editorial de la gaceta Va de Vallecas, gestionada por la coordinadora de asociaciones de vecinos de Puente y Villa de Vallecas.
El portavoz vecinal es más crítico aún: 'Todavía no se ha podido dotar de infraestructuras a los colegios. Hemos pedido que se abran por la tarde para actividades extraescolares, pero sin éxito; y también exigimos que se ponga profesorado de apoyo, y que los niños conflictivos no se concentren en pocas escuelas'.
El concejal socialista Rafael Merino coincide con los vecinos en que la educación sigue siendo la gran asignatura pendiente: 'Aquí estamos presenciando una auténtica política de acoso y derribo de la escuela pública. Los trabajos de adecuación para los institutos no se han cumplido y la falta de atención a este sector genera altos índices de fracaso escolar'.
En IU, el portavoz de Eduación, Franco González, ha calificado de 'falsas' las inversiones que en este sentido se han destinado a los dos distritos vallecanos y asegura que los profesores de estas zonas están 'desanimados y hartos' de su situación.
La Consejería de Educación cree, no obstante, que hasta ahora se ha alcanzado un 'desarrollo homogéneo' de los acuerdos previstos en el plan. 'En algunos casos', afirma el viceconsejero de Educación, Juan González Blasco, 'se ha superado con creces lo acordado'. Y añade: 'Yo estaría preocupado si las cifras arrojasen resultados negativos'.
Educación afirma que de los más de 30 millones de euros que se destinaron a esta área, hasta ahora se ha ejecutado un 46,23%, es decir, más de 13 millones de euros. Las actuaciones, según datos de la consejería, van desde reformas en colegios hasta incremento de profesores y psicopedagogos en centros de enseñanza. Todavía quedan, dice González Blasco, 'cosas por hacer', pero, insiste, 'no hay ningún apartado en el que actualmente no se esté trabajando'.
Los vecinos reconocen, eso sí, que el Plan 18.000 ha hecho posible importantes infraestructuras y escuelas deportivas. El pasado año, por ejemplo, se mejoró y repobló el parque de Entrevías, se construyó un gimnasio en un colegio público y se impartieron cursos de medio ambiente en centros de enseñanza, institutos y asociaciones de los dos distritos vallecanos. Todo ello, insiste orgulloso el portavoz vecinal Félix Palomo, ha sido fruto de una larga y tenaz lucha de los habitantes de Puente.
Pero todavía hay, aseguran los vecinos, muchas más reivindicaciones sobre la mesa. Y no pararán hasta conseguirlas. Una de ellas es la reiterada petición de que se construya un hospital en su zona. El centro de referencia ahora es el Gregorio Marañón, que, según el concejal Merino, resulta 'insuficiente'. 'Yo creo que aquí uno de los problemas más serios es la sanidad; en algunos ambulatorios la media de atención a los pacientes es de sólo tres minutos. Y en la calle de la Concordia hay un equipo quirúrgico municipal infrautilizado', señala.
La concejal de Izquierda Unida, Inés Sabanés, añade un punto más a la lista de cabos sueltos que posee Puente de Vallecas y cuya pronta solución requieren los vecinos. Sabanés no cree que el proyecto del PP de enterrar un tramo de las vías del tren de la estación del barrio de Entrevías vaya a favorecer a los residentes. Esta iniciativa costará más de nueve millones de euros y se financiará conjuntamente por el Ayuntamiento y Renfe. El Consistorio, explica Rafael Merino, pretende cubrir sólo una parte de las vías y construir una carretera de salida que, a su juicio, 'hará que 15.000 familias en Entrevías se queden aisladas'. Esa obra, dice el concejal socialista, debe dar paso a infraestructuras lúdicas 'que necesita el distrito'. 'En nuestro criterio, el programa de intervención tendría que ser más amplio y con más garantías de integración', insiste Inés Sabanés.
Tan importante como el hospital, o como Entrevías, o como conseguir que se destine vivienda pública a esta zona es para los habitantes de Puente de Vallecas lograr una comunicación más fluida con la concejal de la junta municipal, Eva Durán, del PP.
Félix Palomo asegura que, con el paso de los años, la distancia entre las asociaciones vecinales y la edil se ha ido agigantando. El concejal Merino cree, por su parte, que el distrito carece totalmente de 'diálogo institucional'. 'Es que aquí no hace falta que venga Le Pen; ya está Eva Durán', afirma. Este periódico intentó, durante varios días, obtener la versión de la concejal Durán, pero sin éxito.
En Puente de Vallecas ya son célebres viejas broncas vecinales por decisiones que partieron de la junta. Como ejemplo, Palomo cita el caso de la batalla naval o batalla del agua, una celebración histórica en la que los vecinos juegan con el preciado líquido y que la concejal prohibió durante cinco años por posibles 'desórdenes públicos'. Después de tan implacable 'no', la edil decidió el pasado año permitir, pero con limitaciones, tal jolgorio, que se celebra en julio.
El pasado abril, Durán prohibió instalar un busto del poeta Rafael Alberti en la esquina de una calle que lleva su nombre. Aquel acto formaba parte de la denominada Semana del Libro Vallecana, pero la colocación de la escultura, según explicó entonces la presidente de la junta, no contaba con los permisos de la Comisión Municipal de Estética Urbana. 'La colocamos un momento y luego tuvimos que quitarla. Ella no había mandado el informe a la comisión y por eso no lo aprobaron', señala Félix Palomo. Y concluye: 'Ya es hora de que mejore la actitud de la concejal'.
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