Sonrisas en el Milan
Seguro que los goles de Jon Dahl Tomasson, de 25 años, provocaron ayer más de un guiño de complicidad en la familia milanista. El equipo de Silvio Berlusconi cerró hace unas semanas por 9 millones de dólares el fichaje de este danés afincado desde hace años en Holanda y por el que suspiró Johan Cruyff en sus tiempos de bonanza en Barcelona.
Desde muy pronto, este espigado danés, llegador implacable, que adivina los espacios como pocos, de falsos movimientos lentos, cimentó su carrera en la liga holandesa. Primero en el modesto Heerenveen, con el que marcó 14 goles en 30 partidos en la temporada 95-96. Una cifra notable que incrementó una temporada después a 18 tantos. Los números cantaban y los ingleses del Newcastle le reclutaron a cambio de 2,5 millones de libras, adelantándose al Barça, que adivinaba en este jugador una secuela idónea de Bakero. Su cuerpo bien musculado le permite recibir de espaldas con garantías y jugar al primer toque; es poderosísimo en el juego por alto y contundente en el remate.
Los ingleses le situaron en el ataque, sólo guiados por su cuenta goleadora, no por su perfil futbolístico. Tomasson necesita ver el horizonte, no enredarse con los centrales contrarios. El fiasco fue tal que el jugador sólo anotó tres goles. Le enviaron de vuelta a Holanda, donde mejor le comprenden. Algunos le daban por enterrado, pero en la tierra de los tulipanes resucitó. Esta vez en el Feyenoord, donde ha explotado. En Rotterdam no ha bajado jamás de los diez goles desde la temporada 98-99, ha conquistado una Liga y una Copa de la UEFA (dos goles en semifinales y otro en la final).
También remontó su carrera internacional después de que su bache inglés le marginara más de la cuenta. Hasta que rehabilitado en Holanda, y especialmente motivado por la celebración de la Eurocopa de 2000 en este país, se puso manos a la obra con Dinamarca. Los daneses tenían la clasificación complicada, pero Tomasson logró seis goles en los cinco últimos partidos. Luego, ya en el torneo, el asunto no funcionó para los daneses; pero ayer Tomasson volvió.
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