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Reportaje:

La rebelión de las corbatas

Polémica por la decisión de jueces malagueños de imponer cómo deben vestir los abogados

¿Es imprescindible que un abogado lleve corbata para asistir a un juicio? ¿Es irrespetuoso con la Justicia aquel letrado que no se pone esa prenda? Los nueve jueces de lo penal de Málaga creen que sí y el Colegio de Abogados entiende que no. El rifirrafe parece anecdótico pero amenaza con tener consecuencias jurídicas porque los magistrados han acordado suspender todo juicio en el que haya letrados que no se avengan a encasquetarse la corbata.

La chispa la ha hecho saltar Héctor González Izquierdo, un penalista de 39 años, pero con una aquilatada trayectoria profesional. En un juicio celebrado el 7 de mayo pasado, el letrado se negó a ponerse la polémica prenda. Su actitud provocó que el juez de lo penal número 6, José Luis Infante Conde, que presidía la vista, le apercibiera y suspendiera la sesión sine die.

González aclara el sentido de su reivindicación: 'No es una cruzada anticorbata, sino la defensa de un derecho: el de vestirme, dentro de unos márgenes, como yo quiera. No es cabezonería, ni chulería. El respeto a la Justicia no estriba en llevar o no llevar corbata'. El letrado -que normalmente no usa esa prenda, pero que siempre va impecablemente vestido- advierte que el acuerdo carece de sustento legal porque no hay ningún precepto que permita suspender un juicio por no llevar corbata y supone una vulneración del derecho constitucional a un proceso sin dilaciones indebidas. Además, sostiene que abre 'una puerta peligrosísima' porque cualquier persona podrá ahora dilatar una causa. Bastará con que su abogado no lleve esa prenda.

La justicia, lenta por antonomasia, actuó con inusitada rapidez en este caso. El mismo 7 de mayo, la junta de jueces de lo penal acordó por unanimidad exigir la corbata a los abogados varones y que en caso de negativa se aplace el juicio 'con las responsabilidades a que haya lugar respecto del letrado que previamente advertido no se acomodase a este requisito'. La advertencia cuelga desde hace varios días en las puertas de algunos juzgados de lo penal, que de momento son los únicos en exigir la citada prenda.

El magistrado que apercibió a González también tiene sus argumentos. Aunque ayer no quiso hacer ningún comentario, los dos autos que ha dictado sobre el asunto dejan clara su posición. En el primero, del 9 de mayo, sostiene que la no utilización de la corbata en un acto solemne como un juicio 'ataca de forma esencial la dignidad y prestigio de la toga y el respeto a la Justicia'. En el segundo, del día 23 de ese mismo mes, acusa a González de 'buscar de forma deliberada el enfrentamiento' ya que en un juicio celebrado en febrero también compareció sin corbata, aunque entonces accedió a colocársela. En este último auto, Infante esgrime que si la presencia de un letrado no es la adecuada 'es absolutamente equiparable a su no comparecencia' por lo que debe suspenderse el juicio, aplazamiento que sólo será 'imputable' al abogado.

González ha ganado la primera batalla. El Colegio de Abogados acordó el miércoles impugnar el acuerdo por ser contrario al principio constitucional del derecho a un juicio sin dilaciones indebidas y carecer de cobertura legal. Pero es más, la institución colegial apunta que 'las graves disfunciones que actualmente padece la administración de Justicia no justifican la suspensión de un juicio por tan baladí circunstancia'. El acuerdo del colegio incluye que los miembros de su junta de gobierno asistan a las vistas sin corbata e insta a los letrados a secundar la medida.

Ayer, todos los abogados que tenían juicios en los juzgados de lo penal fueron debidamente ataviados con esta prenda. No así algunos letrados que acudieron a vistas celebradas en la Audiencia o en la jurisdicción civil; pero en ningún caso hubo suspensiones.

Antonio Checa, un abogado que no se quita esa prenda 'ni con terral', insistía en que el problema de la Justicia son los retrasos y los aplazamientos porque 'la dignidad de la profesión no está en la corbata, sino en el conocimiento del Derecho'. La polémica era el eje de las charlas de pasillo y de café, pero el resto de los magistrados prefería no comentar el acuerdo de sus colegas de lo penal. Callaban. Eso sí, algunos no llevaban corbata.

Con toga y birrete

El Estatuto General de la Abogacía vigente desde junio dispone que los abogados acudan a juicio con toga y, potestativamente, birrete. Además, exige que adecuen su indumentaria a la dignidad y prestigio de la toga que visten y al respeto de la Justicia. No dice nada de corbatas. El anterior estatuto sí hacía referencia a esta prenda, ya que ordenaba que fueran con traje, corbata y zapatos negros, camisa blanca y toga. De ahí que González y el Colegio de Abogados entiendan que ya no es una prenda obligatoria. Una resolución del Consejo General del Poder Judicial refuerza esta tesis. En abril de 2000, el CGPJ ordenó a un tribunal examinar sin chaqueta ni corbata a un opositor al que había rechazado por no llevar esas prendas. 'El uso social ofrece manifestaciones carentes de trascendencia jurídica y su incumplimiento no acarrea responsabilidad jurídica alguna, sino a lo sumo cierta reprobación social'. Por contra, dice que al impedirle examinarse se genera 'una responsabilidad respecto al derecho fundamental de acceso a la función pública'.

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