Mujeres de Sagunto ocupan el Teatro Romano en protesta por el 'despropósito' de su previsto derribo
'Això no pot ser'. Con este comentario varias mujeres decidieron empezar movilizaciones en contra del derribo de la obra nueva del Teatro Romano de Sagunto. Dicho y hecho. Un centenar largo de mujeres ocuparon pacíficamente el recinto ayer por la tarde para manifestar su absoluto rechazo al 'despropósito' y a la 'falta de trellat' de la 'locura' anunciada por la Consejería de Cultura. Su intención era colgar una pancarta en el muro del escenario de cara a la población, pero no se les permitió. Entonces la desplegaron sobre las gradas que acogieron así el lema Dones a favor del trellat y de la cultura. Saguntum occupatum.
Frente al anuncio de derribo, las mujeres opusieron la necesidad de dar vida al teatro y la situación de abandono del castigado patrimonio saguntino, como el castillo, la antigua gerencia del Puerto o el museo arqueológico. Sin perder el sentido del humor, algunas de las protagonistas recordaron las recientes movilizaciones impulsadas por las mujeres italianas contra la política de Berlusconi. Una de ellas anotó que la iniciativa femenina y la escasa presencia de hombres respondía a que las mujeres son 'más sensibles a la cultura'. De hecho, esta es la primera manifestación ciudadana en contra del anuncio del derribo que, además, supondrá una gasto millonario y la destroza del restaurado y costoso empedrado de la calle del castillo por el paso de camiones. Las mujeres, que procedían de diversos colectivos, y también partidos como el PSPV y EU, entre otros, reclamaron cordura.
De forma paralela, también la Asociación de Vecinos de Ciutat Vella, en Sagunto, mostró su rechazo a la demolición por 'los efectos tan negativos que podría ocasionar' en su barrio. Los vecinos pidieron una legalización de estas obras, así como su terminación, y abogaron por 'una intervención simbólica que no afecte a la integridad del teatro ni a su uso como espacio cultural de primer orden', porque según indicaron, 'es vital para el progreso del barrio y de la ciudad'. Así, consideraron 'inaceptable' el uso de dinero público para 'destruir' la rehabilitación de los arquitectos Giorgio Grassi y Manuel Portaceli.
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