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Duran Lleida logra que Unió abandone las tesis soberanistas en el congreso de Sitges

La ponencia política, que se discutirá este fin de semana, aboga por un catalanismo social

Unió Democràtica abandonará el próximo fin de semana el nacionalismo genuino y sus históricas demandas soberanistas y apostará por un catalanismo pragmático, de tintes más sociales y menor carga identitaria, fiel a las prédicas de su líder, Josep Antoni Duran Lleida. La ponencia política que se debatirá en el congreso de Sitges supone una drástica ruptura con los preceptos aprobados en el de hace dos años en Tarragona, cuando llegó a apoyarse la independencia de Cataluña. La ponencia también defiende la participación 'activa' de CiU en la política española.

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'Ni corruptelas, ni personalismos, ni capillitas'

La ponencia política recupera los 'mandamientos del nuevo catalanismo' expuestos por Duran Lleida en su controvertida conferencia de octubre de 2000 en el Paraninfo de la Universidad de Barcelona, donde proclamó, para disgusto de los sectores más soberanistas: 'Unió es un partido nacionalista que no ha hecho del nacionalismo su ideología, sino un sentimiento'. Dos meses después, el congreso de Tarragona cerraba el paso a estas propuestas de cambio radical y se mantenía fiel a la ortodoxia nacionalista. Ahora, en el congreso de Sitges del próximo fin de semana, Duran Lleida ha podido imprimir su sello personal a la ponencia política.

El documento parte de la premisa de la necesaria renovación del catalanismo político y sus dificultades para reunir el mayor número de simpatizantes en una sociedad cada vez más heterogénea en la que se 'constata un cierto relajamiento de la conciencia nacional'. La superación de esta 'crisis del nacionalismo' no pasa, según Unió, por las recetas habituales, sino anteponiendo la 'cohesión social y el progreso para el conjunto de las personas que viven en Cataluña' a las reivindicaciones de mayor calado nacionalista e identitario. O sea, aplicando políticas 'al servicio directo de la ciudadanía'.

Los democristianos proponen un 'nuevo pacto nacional para Cataluña', basado en un mayor acercamiento de los políticos a la sociedad y en seis compromisos con la ciudadanía: 'profundizar la cohesión social; apostar por una sociedad activa y sostenible; promover los servicios de calidad; fomentar el acceso a una cultura de calidad y a la sociedad de la información; profundizar en la vertebración territorial y el papel de los municipios, y hacer patente la eficiencia y la accesibilidad de las administraciones públicas'. Además, se aboga por encontrar complicidades con el mundo intelectual y cultural catalán, un sector que siempre se ha mantenido remiso al nacionalismo.

La ponencia no sólo supone una ruptura con los principios del nacionalismo histórico, que aún defienden formaciones como sus socios de Convergència Democràtica, sino también en las relaciones políticas con el Gobierno central. Unió aparca reivindicaciones como la independencia o la autodeterminación, que figuran en los documentos fundacionales del partido, y se aboga por un nuevo concepto de relaciones con el resto de España basado en el reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado y en una mayor imbricación en la gobernabilidad.

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Lamento continuo

'En la defensa de los intereses de Cataluña parece claro que la estrategia de reivindicación continua que ha seguido el nacionalismo catalán en los últimos años ya no parece efectiva y que, además, ha producido en algún caso recelos innecesarios en el resto del Estado', se dice en la ponencia política, que alerta además de los perjuicios de este 'lamento constante'. Unió aboga incluso por que la Generalitat no asuma más competencias y poder concentrarse así en dar un servicio de más calidad en las que ya dispone, y traspasar algunas de ellas a los ayuntamientos.

El reconocimiento de la plurinacionalidad de España -en pocos casos se utiliza en la ponencia la denominación de Estado español- comportaría necesariamente, afirma Unió, 'una participación activa del nacionalismo catalán en la política española', un eufemismo para defender la posibilidad de que CiU entre en el Gobierno central, que cuenta con más partidarios en las filas de Unió que en las de Convergència.

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