La compañía de danza Mar Gómez recurre al marqués de Sade en su última obra
Un marqués de Sade romántico, alejado del barroquismo con el que se le retrata habitualmente, es el personaje central del nuevo espectáculo de la compañía de danza Mar Gómez. Se titula La caSA DE l'est (Divin Marquis) y se estrenará el próximo jueves en la Sala Tallers del Teatre Nacional de Catalunya (TNC), coproductor del espectáculo junto con la compañía. Además del polémico marqués, la pieza tiene otro gran referente: el universo pictórico de Edward Hopper. Pese a su marcado tono narrativo, se trata de un espectáculo sin palabras, con dirección artística de Gómez y dirección coreográfica de Xavier Martínez.
José Antonio Bartual, Xevi Dorca, Sonia González, María José Soler y el propio Martínez son los intérpretes de esta propuesta de danza-teatro ambientada en Estados Unidos en los años cuarenta del siglo XX. Son una familia típicamente norteamericana compuesta por madre, hija adolescente, hijo preadolescente y ama de llaves. Viven apaciblemente en su casa del Este, muy cuidadosos con mantener la seguridad, hasta que un extraño se cuela en sus vidas. Bien vestido, de buenos modales, no despierta el recelo de nadie. Pero la irrupción de este Sade reinventado será todo un terremoto para la armonía familiar. Todos los personajes están basados en figuras literarias creadas por el marqués de Sade o en personas que se relacionaron con él a lo largo de su vida.
La caSA DE l'est, que se verá en la Sala Tallers hasta el 9 de junio, está llena de referentes simbólicos, pero evita por completo las escenas explícitas. 'No hay bailarinas con látigos, ni vestidas de cuero, ni nadie desnudo', aclara Gómez. Tampoco se explicita que el personaje extraño que invade la casa de la familia sea Sade. Todo se apunta sin desvelarse abiertamente en un espectáculo en el que Gómez firma una nueva aproximación al personaje, que considera tan extremo como Drácula, pero en cambio despierta connotaciones distintas. '¿Por qué el conde Drácula es un personaje romántico y en cambio no lo es el marqués de Sade; acaso es mejor chupar la sangre que dar unos azotes?', se interroga Gómez.
En el espectáculo, que aborda temas como el amor prohibido, la tentación o el sacrificio, se ha buscado un contraste entre la dureza del contenido y la tranquilidad formal derivada de la estética de la pintura de Hopper. Todo ello aderezado con el humor habitual de la compañía, y servido de tal modo a los ojos del espectador que éste podría ser un voyeur de unas situaciones desarrolladas tras una gran ventana.
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