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Reportaje:

'¡Vivan los inmigrantes!'

Un campeonato de fútbol culmina una jornada contra la criminalización de extranjeros en Valencia

Ayer domingo por la mañana, el cauce viejo del Túria, bajo las torres de Serranos, era una fiesta. Lo era, pese a que no había grandes cosas que festejar en unos momentos en que la Administración señala al aumento de inmigración com el impulsor de delitos, crímenes y trastornos sociales. Pero de la tristeza y del drama, ya se encarga la vida diaria. Ahora tocaba ofrecer una imagen distinta de la inmigración. Una imagen que contrarrestara la 'criminalización' que, según la asociación de inmigrantes latinoamericanos Rumiñahui, padece este colectivo. 'Si un español es un delincuente, no significa que los demás lo sean, ¿no?; pues lo mismo sucede con nosotros', se esforzaba en explicar, pese a la obviedad, un joven ecuatoriano.

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Más de medio centenar de compatriotas suyos se habían encerrado toda la noche del sábado en el casal Jaume I del barrio valenciano de Russafa, el más variopinto de la ciudad. No es mucha gente, teniendo en cuenta que, según Rumiñahui, hay más de 90.000 inmigrantes en la Comunidad. 'Pero ha sido un acto simbólico, un acto de advertencia a las autoridades, que puede desembocar en protestas más radicales', comentaba Hernán Constante, presidente de esta asociación. La Coordinadora de Asociaciones de Inmigrantes protestaba así contra 'la manipulación de los datos oficiales sobre la delincuencia'. Insistía en que rara vez los delitos locales de sangre son producidos por inmigrantes, y en que -otra obviedad- el hurto viene provocado por la condición de marginalidad que muchos padecen. Reclamaban que el delegado del Gobierno se reuniera con ellos, que se flexibilizara la reagrupación familiar entre extranjeros y pedían'papeles para todos'. Y para demostrar que saben moverse con deportividad a través de las trabas sociales, después de una noche de encierro, iniciaron un campeonato de fútbol entre latinoamericanos.

Bajo un sol que quemaba, muchas decenas de jugadores (los que integran 28 equipos de fútbol 7 y 10 equipos de baloncesto femenino) desfilaron frente a espectadores de varios continentes, el nuestro incluido. Todo equipo llevaba su pertinente 'madrina', belleza con ramo de flores y vestido llamativo que competiría después por ser 'reina del evento' . Acto seguido, la lectura de un manifiesto contra la intolerancia, que finalizó con el grito '¡vivan los inmigrantes!', Más tarde, cuatro partidos de fútbol. Bolivianos, ecuatorianos y colombianos componían los primeros equipos de un campeonato que pretende durar varios meses.

'El deporte es una actividad de reunión que aparta de los problemas y además puede crear futuras estrellas para los equipos de aquí', piensa Hernán Constante. ' ¿Qué mejor forma de integración, pues?', añadió, antes de dedicarse a contemplar 'el evento' con esperanza.

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