Los Godia, negocios de familia
El industrial Francisco Godia gestó su grupo a partir de Iberpistas
La familia Godia, que se muestra dispuesta a vender su participación en Iberpistas, ha sido mayoritaria en la empresa. Francisco Godia Sales, fallecido en 1990, fue la piedra angular del actual grupo Godia. Desempeñó la presidencia de Iberpistas, nacida de la autopista Villalba-Adanero, que recibió el espaldarazo del régimen cuando el general Franco le otorgó la construcción del primer túnel de Guadarrama. Los Godia tienen el 21,6% de Iberpistas. Las hijas de Godia, Carmen y Liliana, desparraman sus negocios en sociedades inmobiliarias, hoteles y de gestión de inversiones.
En 1977, Franciso Godia estaba en la cima cuando sucedió, en la química SA Cros, a José María Bultó -muerto en un atentado terrorista-y fue el último presidente de la empresa antes de ser opada por el financiero Javier de la Rosa, entonces al frente de KIO en España. Godia levantó el último muro de la empresa ante la ofensiva de la agencia kuwaití. Lo plasmó en la junta de accionistas de Cros, en 1988, con estas palabras: 'Nunca caerá el valor de los títulos de nuestra empresa, respaldado, en última instancia, por bienes raíces imposibles de devaluar'. Sin embargo, no pudo contener la voracidad del financiero, que había adquirido la participación del Santander, para incrustarse en el corazón de la vieja Cros, germen de Ercros, el eslabón subsiguiente de KIO tras la fusión de la empresa catalana con su partenaire, Explosivos Río Tinto, de José María Escondrillas.
Las hijas de Godia, Carmen y Liliana, desparraman sus negocios en sociedades inmobiliarias, hoteles y gestión de inversiones
Godia lo consiguió casi todo. Frecuentó los círculos del Porciolismo , una peculiar sociología de los negocios formada alrededor del ex alcalde de Barcelona José María de Porcioles y de sus compañeros de viaje. Entre estos últimos, Juan Antonio Samaranch;Mariano Calviño, ex presidente de Aguas de Barcelona, y el letrado Jaime de Semir, máximo exponente de los principales bufetes civilistas de una Barcelona extinguida. A lo largo de su vida, Godia amasó una gran fortuna e invirtió parte de ella en en una de las mayores colecciones de arte reunida en El Conventet, la casa-palacio de los Godia en el barrio barcelonés de Pedralbes.
Gracias a su amistad con Emilio Botín, padre, se convirtió en el representante de los negocios del Banco de Santander en Cataluña. Había empezado muy joven, en la posguera tras pasar la contienda en bando nacional siendo el oficial más joven de España. A lo largo de su vida, alternó el mundo de la empresa con su afición a las carreras de automóviles. En 1949 se clasificó en cuarto lugar en las 24 Horas de Le Mans y logró la séptima posición en el Mundial de Fórmula 1 en 1956.
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