El baile se apodera de El Soto
El trajín del festival hizo mella en la segunda jornada. Por mucho que los servicios de limpieza se afanaran durante toda la noche y a lo largo del día por recoger la cantidad de basura acumulada, las papeleras rebosaban de restos de plásticos, papeles de plata, latas, vacías y retorcidas, sobras de bocadillos y de miles de panfletos, octavillas y folletos con los que las empresas de mánager, salas, organizadores de conciertos, tiendas de ropas, fanzines o discos acribillan a los asistentes del Festimad durante su recorrido de las colas de taquilla a las puertas de acceso del recinto. Podría hacerse como en el carnaval de Nueva Orleans, el célebre Mardi Grass, que ante la dificultad de contar los asistentes de manera más científica, recurren al cálculo de basura que puede generar una persona en un día, una estadística congruente.
La jornada discurrió sin ningún tipo de alteración sobre el plan previsto, a excepción de la ausencia del mítico ex componente de Public Enemy, a quien las autoridades norteamericanas no permitieron salir de su propio país. Su lugar en el cartel lo ocupó Nilo MC, quien repetía actuación en el festival. En el escenario grande pudieron admirarse las actuaciones de los Six By Seven, grupo que bebe de las esencias de los Stooges, y de Jesús & Mary Chain. Tras ellos, quizá una de las mejores formaciones que han tocado en el Festimad de este año, los gallegos Deluxe. Después, el baile se adueñó de las tablas con las actuaciones de Fun-Da-Mental y Faihtless. En la zona Freak hay que destacar el neofolk de Gemma Hayes, así como el pop con ribetes nostálgicos y ambiente de bossanova.
En el escenario del lago el máximo interés lo despertaban Sneaker Pimps, grupo de delicado trip hop, y los barceloneses Sidonie, quienes con su directo francamente psicodélico se han convertido en uno de los nombres grandes del panorama independiente español.
Babelia
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