Alegría prematura
Siempre es un acontecimiento una nueva traducción de poemas de Silvia Plath (1932-1963), la poeta estadounidense que en los años sesenta, con sólo dos libros, El Coloso y Ariel, removió la poesía inglesa. El impacto de su obra poética (y narrativa, si bien en menor grado, pero ahí está su perturbadora novela autobiográfica La campana de cristal) ha ido en aumento desde entonces, alentado por la paulatina edición de textos inéditos. De hecho, la verdadera dimensión de la obra sólo se conoce a título póstumo: además de buena parte de su producción poética, se publicó un importante legado de cartas, diarios y relatos. Afortunadamente, el tiempo puso también en su sitio el morboso interés por las circunstancias del matrimonio con el poeta Ted Hughes y por los aspectos psicopatológicos de la labor creativa de esta autora amenazada desde joven por depresiones y deseos de muerte. El libro presenta 18 poemas inéditos en castellano (el largo poema dramático, Tres mujeres, que complementa el volumen, vio ya varias y muy buenas ediciones, la última en 1999, en Mondadori). Tanto más debido a que se originaron en la última época de la vida de Silvia Plath, en el momento cumbre de su creatividad, cuando concibió también los versos de Ariel. Su fulgor irradia, con igual intensidad y vuelo, en los poemas de Winter Trees, que son de una rabiosa veracidad, repletos de asociaciones complejísimas y, sin embargo, claros como el agua.
ÁRBOLES EN INVIERNO
Silvia Plath Traducción, presentación y notas de Manuel Ramos Chouza Hiperión. Madrid, 2002 134 páginas. 10 euros
Al menos así los percibe el lector en el texto original de esta edición bilingüe. Al pasar, no obstante, a la versión de Manuel Ramos Chouza, no encuentra fulgor ni claridad. Falta corrección lingüística y, lo que es mucho peor, se han 'explicado' las metáforas. Una contracción irónica como 'la pastilla de la patena' se convierte en 'la experiencia de la sagrada hostia', donde dice 'el aire es un molino de ganchos' leemos 'el aire es un millón de signos de interrogación', y así sucesivamente. La metáfora muere, el enunciado se oscurece y la alegría se esfuma. En defensa de la poesía de Silvia Plath, a la que se ha hecho un flaco favor con este libro, recordamos la fidedigna edición de Ariel, a cargo de Ramón Buenaventura, publicado en 1985 en la misma editorial.
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