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Reportaje:

Cambio por partida doble en Endesa

Manuel Pizarro asume, con la presidencia, el retorno al mercado interno español y a la rentabilidad como prioridades

Anteponer la rentabilidad a la expansión y las actividades eléctricas y energéticas a cualquier otro negocio, junto al objetivo inmediato de una drástica reducción de la deuda, son las asignaturas pendientes del nuevo presidente de Endesa, Manuel Pizarro. Hereda un grupo que duplica hoy el tamaño que tenía en 1997, cuando accedió Rodolfo Martín Villa a su presidencia, y que se ha hecho más internacional y más diversificado en el último lustro. Pero también ha multiplicado por 3,5 su deuda financiera en este periodo y se ha hecho más vulnerable a la competencia y a crisis regionales y sectoriales como las que atraviesan Latinoamérica y las telecomunicaciones.

Pizarro ha vivido en el consejo de Endesa la transformación de la eléctrica pública en un grupo multinacional y diversificado
Endesa ha duplicado su tamaño en los últimos cinco años, sin perder su hegemonía en el mercado eléctrico nacional

Unos resultados mediocres en el primer trimestre del año, salvados por las plusvalías obtenidas por la venta de Viesgo, y un cambio de prioridades estratégicas para el periodo 2002-2006, anunciado en marzo, enmarcan el relevo de Rodolfo Martín Villa por Manuel Pizarro, que se producirá el martes, en la presidencia del Grupo Endesa. Se cierra una etapa presidida por la obsesión por el tamaño y la diversificación y se abre otra en que primará la búsqueda de la rentabilidad, la reducción de la deuda y la concentración de esfuerzos en el negocio principal, el energético, sobre cualquier otro objetivo.

'Un cambio tranquilo'. Así definen y esperan, en la alta dirección de Endesa, el anunciado relevo en su presidencia. Rodolfo Martín Villa cede los trastos a su vicepresidente. La estrecha relación entre ambos -y no sólo profesional- en los últimos años, la implicación del sucesor en las principales decisiones estratégicas del grupo -incluido el frustrado proyecto de fusión con Iberdrola- y la fuerte vinculación de Martín Villa y Pizarro con el Partido Popular y el Gobierno, cimentan estas opiniones.

'En febrero, hace tres meses, aprobamos y comunicamos a los analistas y a la prensa el nuevo Plan Estratégico de Endesa hasta 2006, y ese plan contó con el respaldo y la participación, en su calidad de vicepresidente del consejo de administración y de la comisión ejecutiva, de Manuel Pizarro. No es razonable pensar', agregan fuentes de la compañía, 'que ahora vaya a hacer tabla rasa e impulsar grandes cambios en esa estrategia a cinco años, que refrendó cuando ya conocía que iba a ser él en unos meses el principal responsable de su instrumentación y cumplimiento'.

Los mismos argumentos avalan la continuidad del consejero delegado, Rafael Miranda, nombrado en 1997 por Martín Villa, cuando llevaba ya 10 años en Endesa como director general, y del actual equipo directivo del grupo. Una opinión compartida por algunos analistas, externos a la compañía, que, conocedores de la trayectoria profesional de Pizarro, resaltan además que en las diferentes empresas e instituciones que ha presidido y preside no ha realizado grandes cambios en los equipos directivos a quienes ha seguido confiando la gestión del día a día. No son descartables, sin embargo, algunos relevos en el consejo de administración de la eléctrica, compuesto en su mayoría por consejeros independientes nombrados por Rodolfo Martín Villa, para después del verano.

Pizarro, que se incorporó al consejo de administración de Endesa en 1996, un año antes del nombramiento de Martín Villa como presidente, conoce bastante bien la herencia que recibe. Ha vivido la trasformación de una eléctrica pública y doméstica en un grupo privado, multinacional y diversificado. Una transformación promovida en sus inicios por Feliciano Fuster, que desde la presidencia llevó a cabo los primeros tramos de privatización del capital de Endesa y sus primeras inversiones en América Latina, en otros sectores energéticos y en el negocio de las telecomunicaciones, con la entrada en Airtel.

La llegada del PP al Gobierno, en 1996, y su decisión de acelerar y completar la privatización de las grandes empresas estatales y la desregulación de la economía española, iniciadas por los gobiernos socialistas, obligó a forzar el paso a Endesa. Rodolfo Martín Villa, designado a dedo por el Gobierno Aznar como nuevo presidente de la eléctrica, se aplicó a fondo desde el primer día en la carrera por el tamaño y la diversificación empresarial ante la inminencia de una pérdida formal y progresiva de los privilegios que históricamente había gozado Endesa y que le habían dado una cuota hegemónica de mercado. La Ley del Sector Eléctrico para liberalización y desregulación del sector se estaba ya cocinando, y, aunque suavizada en sus efectos para las operadoras a través de un protocolo que negociaron meses antes con el Gobierno y que recogía compensaciones económicas para ayudarlas a afrontar la competencia, se promulgó finalmente en noviembre de 1997. La caja y la hegemonía de Endesa, por primera vez, corrían peligro.

Rodolfo Martín Villa tuvo, sin embargo, la inmensa suerte de que le colocasen un consejero delegado, Rafael Miranda, que llevaba 10 años en la dirección de Endesa y, al menos por dedicación, conocía los problemas de competencia que se avecinaban desde hacía tiempo para la eléctrica y las posibles vías para defender los ingresos y cuotas de mercado en el nuevo escenario. En líneas generales, Martín Villa ha seguido las sendas abiertas y esbozadas por su antecesor, aunque la magnitud de la transformación que ha imprimido a la empresa hace que en poco se parezca ya aquella compañía al grupo actual.

Así, Endesa, que ya había empezado a privatizarse con los gobiernos socialistas, protagonizó dos ofertas públicas de ventas de acciones en 1988 y 1994 que redujeron la presencia del Estado a poco más del 65%, es hoy ya una sociedad totalmente privada y, por primera vez, su presidente va a ser elegido esta semana por el consejo de administración y no por el Gobierno. Las ofertas públicas de acciones realizadas en 1997, por el 25% del capital, y en 1988, por el 33%, han dejado Endesa en manos de un millón de accionistas y con un capital repartido casi al 50% entre inversores nacionales e inversores extranjeros. Martín Villa ha sabido evitar, además, la creación de un núcleo duro de accionistas de control en la compañía (Caja Madrid es la única institución presente en su consejo de administración).

La dimensión alcanzada por el grupo tanto a nivel nacional como internacional en el último lustro también parte de los cimientos puestos por su antecesor. El Grupo Endesa, como tal, surgió con la adquisición al Instituto Nacional de Industria, en 1983, de sus participaciones en Enher, Gesa, Unelco y Encasur, a las que se incorporó ese mismo año ERZ, y aumentó sustancialmente su tamaño con la toma de importantes participaciones en 1991 en Viesgo, Fecsa, Sevillana y Nansa. El mérito de Martín Villa ha sido aprovechar un marco legal todavía favorable, que le dotaba de recursos suficientes, para completar una operación complicada: la integración corporativa de todas estas compañías mediante procesos de fusión por absorción concluidos en 1999. Una operación imprescindible para hacer más eficiente el Grupo Endesa, ganar tamaño y culminar un proceso de reordenación societaria que le permitió el 19 de julio de 1999 cotizar por primera vez las acciones de la nueva Endesa en las cuatro bolsas de valores españolas y en la de Nueva York.

Otro tanto cabe decir del desembarco latinoamericano e internacional de Endesa. Cuando accedió Martín Villa a su presidencia, la compañía ya contaba con participaciones en empresas de Argentina, Perú, República Dominicana, Venezuela, Brasil, Alemania, Portugal y Francia, pero su expansión geográfica actual (véase el mapa adjunto) y el volumen de las inversiones comprometidas poco tienen que ver hoy con los de aquellos inicios. Endesa es hoy el mayor grupo eléctrico de Latinoamérica, con una inversión de más de 3.000 millones de euros, y cuenta en Italia con la segunda generadora de electricidad y se ha hecho en Francia, de cara a la esperada liberalización de este mercado, con una participación del 30% de Snet, que es la segunda operadora, aunque a enorme distancia de EDF, con el compromiso de adquirir la mayoría de su capital en tres años.

Todas estas operaciones le han convertido en uno de los mayores grupos eléctricos del mundo, algo que no alcanzan grupos españoles de mayor tamaño en sus respectivos sectores, y en un actor principal de cara al proceso de globalización de mercados y de consolidación empresarial que se comienza a perfilar en los negocios energéticos.

La baza mayor y más complicada en este despliegue internacional del equipo gestor de Martín Villa ha sido, sin duda, la adquisición de Endesa Chile y del gigante chileno Grupo Enersis. Un desembarco inciado en 1997 en una operación calificada de 'golpe de mano' por los propios gestores de Endesa, y que concluyó con éxito en 1999, tras dos años de una virulenta oposición de sectores económicos, sociales y políticos chilenos contra los modos empleados por los españoles para hacerse con una empresa multinacional que consideraban emblemática. El presidente Martín Villa tuvo que implicarse a fondo en la resolución de este conflicto, viajando continuamente a Chile para tranquilizar a las autoridades y a los inversores, pero al final, con la ayuda de la chequera (pagando 1.450 millones de dólares por hacerse con un control por el que dos años antes había ofrecido sólo 200), logró hacerse con este grupo que le aporta el 10% del mercado eléctrico latinoamericano.

Tampoco Endesa descubrió con Martín Villa los negocios de telecomunicaciones, ya estaba en Airtel (una participación del 7,2% que vendió en 1999 con una plusvalía de 817 millones de euros), pero apostó a fondo por la liberalización de este sector. En 1997 lideró el consorcio que resultó adjudicatario del segundo operador español de telefonía fija, Retevisión, que posteriormente ha dado origen al Grupo Auna, en el que tiene mayoría del capital.

Todo este despliegue de negocios y mercados explica el que el Grupo Endesa haya duplicado su tamaño en los últimos cinco años, sin perder sustancialmente su hegemonía en el mercado eléctrico nacional y ampliando sus actividades energéticas al sector del gas. También explica el grueso de su enorme endeudamiento y la situación delicada en que se halla en estos momentos por la crisis en dos de las cestas, Latinoamérica y telecomunicaciones, en que más huevos ha puesto.

Rafael Miranda, en vísperas del nombramiento de Manuel Pizarro como presidente, ha relativizado estos problemas y ha justificado las apuestas realizadas en las expectativas que se abren para el grupo. 'En Latinoamerica, el grueso de nuestro negocio está en los mercados más estables y con mayor crecimiento, como es el caso de Chile, y contamos con una buena combinación, con un buen mix, en nuestra cartera de participaciones en esos mercados'. El impacto de la situación argentina, asegura, ha sido mucho menor que el que han tenido otros grupos españoles, al haber vendido la mitad de nuestro negocio en ese país (Edenor) antes de que estallase con toda su crudeza la crisis, y habernos dotado de provisiones suficientes para cubrir los riesgos.

No obstante, el consejero delegado anunció el jueves que Endesa no va a tomar más riesgos en Argentina. Respecto a las telecomunicaciones, Miranda recuerda las plusvalías logradas con Airtel y sostiene que Endesa ha sabido aprovechar las oportunidades que se presentaban con la liberalización y adjudicación de licencias a nuevos operadores. Las pérdidas actuales de Auna y las divergencias que han trascendido en los últimos meses entre algunos de sus socios no han impedido afirmar al consejero delegado que Endesa, que ha invertido 1.370 millones de euros en este sector, cuenta con unas plusvalías potenciales en estas actividades de 3.400 a 3.500 millones de euros.

Unos resultados mediocres en el primer trimestre del año, salvados por las plusvalías obtenidas por la venta de Viesgo, y un cambio de prioridades estratégicas para el periodo 2002-2006, anunciado en marzo, enmarcan el relevo de Rodolfo Martín Villa por Manuel Pizarro, que se producirá el martes, en la presidencia del Grupo Endesa. Se cierra una etapa presidida por la obsesión por el tamaño y la diversificación y se abre otra en que primará la búsqueda de la rentabilidad, la reducción de la deuda y la concentración de esfuerzos en el negocio principal, el energético, sobre cualquier otro objetivo.

'Un cambio tranquilo'. Así definen y esperan, en la alta dirección de Endesa, el anunciado relevo en su presidencia. Rodolfo Martín Villa cede los trastos a su vicepresidente. La estrecha relación entre ambos -y no sólo profesional- en los últimos años, la implicación del sucesor en las principales decisiones estratégicas del grupo -incluido el frustrado proyecto de fusión con Iberdrola- y la fuerte vinculación de Martín Villa y Pizarro con el Partido Popular y el Gobierno, cimentan estas opiniones.

'En febrero, hace tres meses, aprobamos y comunicamos a los analistas y a la prensa el nuevo Plan Estratégico de Endesa hasta 2006, y ese plan contó con el respaldo y la participación, en su calidad de vicepresidente del consejo de administración y de la comisión ejecutiva, de Manuel Pizarro. No es razonable pensar', agregan fuentes de la compañía, 'que ahora vaya a hacer tabla rasa e impulsar grandes cambios en esa estrategia a cinco años, que refrendó cuando ya conocía que iba a ser él en unos meses el principal responsable de su instrumentación y cumplimiento'.

Los mismos argumentos avalan la continuidad del consejero delegado, Rafael Miranda, nombrado en 1997 por Martín Villa, cuando llevaba ya 10 años en Endesa como director general, y del actual equipo directivo del grupo. Una opinión compartida por algunos analistas, externos a la compañía, que, conocedores de la trayectoria profesional de Pizarro, resaltan además que en las diferentes empresas e instituciones que ha presidido y preside no ha realizado grandes cambios en los equipos directivos a quienes ha seguido confiando la gestión del día a día. No son descartables, sin embargo, algunos relevos en el consejo de administración de la eléctrica, compuesto en su mayoría por consejeros independientes nombrados por Rodolfo Martín Villa, para después del verano.

Pizarro, que se incorporó al consejo de administración de Endesa en 1996, un año antes del nombramiento de Martín Villa como presidente, conoce bastante bien la herencia que recibe. Ha vivido la trasformación de una eléctrica pública y doméstica en un grupo privado, multinacional y diversificado. Una transformación promovida en sus inicios por Feliciano Fuster, que desde la presidencia llevó a cabo los primeros tramos de privatización del capital de Endesa y sus primeras inversiones en América Latina, en otros sectores energéticos y en el negocio de las telecomunicaciones, con la entrada en Airtel.

La llegada del PP al Gobierno, en 1996, y su decisión de acelerar y completar la privatización de las grandes empresas estatales y la desregulación de la economía española, iniciadas por los gobiernos socialistas, obligó a forzar el paso a Endesa. Rodolfo Martín Villa, designado a dedo por el Gobierno Aznar como nuevo presidente de la eléctrica, se aplicó a fondo desde el primer día en la carrera por el tamaño y la diversificación empresarial ante la inminencia de una pérdida formal y progresiva de los privilegios que históricamente había gozado Endesa y que le habían dado una cuota hegemónica de mercado. La Ley del Sector Eléctrico para liberalización y desregulación del sector se estaba ya cocinando, y, aunque suavizada en sus efectos para las operadoras a través de un protocolo que negociaron meses antes con el Gobierno y que recogía compensaciones económicas para ayudarlas a afrontar la competencia, se promulgó finalmente en noviembre de 1997. La caja y la hegemonía de Endesa, por primera vez, corrían peligro.

Rodolfo Martín Villa tuvo, sin embargo, la inmensa suerte de que le colocasen un consejero delegado, Rafael Miranda, que llevaba 10 años en la dirección de Endesa y, al menos por dedicación, conocía los problemas de competencia que se avecinaban desde hacía tiempo para la eléctrica y las posibles vías para defender los ingresos y cuotas de mercado en el nuevo escenario. En líneas generales, Martín Villa ha seguido las sendas abiertas y esbozadas por su antecesor, aunque la magnitud de la transformación que ha imprimido a la empresa hace que en poco se parezca ya aquella compañía al grupo actual.

Así, Endesa, que ya había empezado a privatizarse con los gobiernos socialistas, protagonizó dos ofertas públicas de ventas de acciones en 1988 y 1994 que redujeron la presencia del Estado a poco más del 65%, es hoy ya una sociedad totalmente privada y, por primera vez, su presidente va a ser elegido esta semana por el consejo de administración y no por el Gobierno. Las ofertas públicas de acciones realizadas en 1997, por el 25% del capital, y en 1988, por el 33%, han dejado Endesa en manos de un millón de accionistas y con un capital repartido casi al 50% entre inversores nacionales e inversores extranjeros. Martín Villa ha sabido evitar, además, la creación de un núcleo duro de accionistas de control en la compañía (Caja Madrid es la única institución presente en su consejo de administración).

La dimensión alcanzada por el grupo tanto a nivel nacional como internacional en el último lustro también parte de los cimientos puestos por su antecesor. El Grupo Endesa, como tal, surgió con la adquisición al Instituto Nacional de Industria, en 1983, de sus participaciones en Enher, Gesa, Unelco y Encasur, a las que se incorporó ese mismo año ERZ, y aumentó sustancialmente su tamaño con la toma de importantes participaciones en 1991 en Viesgo, Fecsa, Sevillana y Nansa. El mérito de Martín Villa ha sido aprovechar un marco legal todavía favorable, que le dotaba de recursos suficientes, para completar una operación complicada: la integración corporativa de todas estas compañías mediante procesos de fusión por absorción concluidos en 1999. Una operación imprescindible para hacer más eficiente el Grupo Endesa, ganar tamaño y culminar un proceso de reordenación societaria que le permitió el 19 de julio de 1999 cotizar por primera vez las acciones de la nueva Endesa en las cuatro bolsas de valores españolas y en la de Nueva York.

Otro tanto cabe decir del desembarco latinoamericano e internacional de Endesa. Cuando accedió Martín Villa a su presidencia, la compañía ya contaba con participaciones en empresas de Argentina, Perú, República Dominicana, Venezuela, Brasil, Alemania, Portugal y Francia, pero su expansión geográfica actual (véase el mapa adjunto) y el volumen de las inversiones comprometidas poco tienen que ver hoy con los de aquellos inicios. Endesa es hoy el mayor grupo eléctrico de Latinoamérica, con una inversión de más de 3.000 millones de euros, y cuenta en Italia con la segunda generadora de electricidad y se ha hecho en Francia, de cara a la esperada liberalización de este mercado, con una participación del 30% de Snet, que es la segunda operadora, aunque a enorme distancia de EDF, con el compromiso de adquirir la mayoría de su capital en tres años.

Todas estas operaciones le han convertido en uno de los mayores grupos eléctricos del mundo, algo que no alcanzan grupos españoles de mayor tamaño en sus respectivos sectores, y en un actor principal de cara al proceso de globalización de mercados y de consolidación empresarial que se comienza a perfilar en los negocios energéticos.

La baza mayor y más complicada en este despliegue internacional del equipo gestor de Martín Villa ha sido, sin duda, la adquisición de Endesa Chile y del gigante chileno Grupo Enersis. Un desembarco inciado en 1997 en una operación calificada de 'golpe de mano' por los propios gestores de Endesa, y que concluyó con éxito en 1999, tras dos años de una virulenta oposición de sectores económicos, sociales y políticos chilenos contra los modos empleados por los españoles para hacerse con una empresa multinacional que consideraban emblemática. El presidente Martín Villa tuvo que implicarse a fondo en la resolución de este conflicto, viajando continuamente a Chile para tranquilizar a las autoridades y a los inversores, pero al final, con la ayuda de la chequera (pagando 1.450 millones de dólares por hacerse con un control por el que dos años antes había ofrecido sólo 200), logró hacerse con este grupo que le aporta el 10% del mercado eléctrico latinoamericano.

Tampoco Endesa descubrió con Martín Villa los negocios de telecomunicaciones, ya estaba en Airtel (una participación del 7,2% que vendió en 1999 con una plusvalía de 817 millones de euros), pero apostó a fondo por la liberalización de este sector. En 1997 lideró el consorcio que resultó adjudicatario del segundo operador español de telefonía fija, Retevisión, que posteriormente ha dado origen al Grupo Auna, en el que tiene mayoría del capital.

Todo este despliegue de negocios y mercados explica el que el Grupo Endesa haya duplicado su tamaño en los últimos cinco años, sin perder sustancialmente su hegemonía en el mercado eléctrico nacional y ampliando sus actividades energéticas al sector del gas. También explica el grueso de su enorme endeudamiento y la situación delicada en que se halla en estos momentos por la crisis en dos de las cestas, Latinoamérica y telecomunicaciones, en que más huevos ha puesto.

Rafael Miranda, en vísperas del nombramiento de Manuel Pizarro como presidente, ha relativizado estos problemas y ha justificado las apuestas realizadas en las expectativas que se abren para el grupo. 'En Latinoamerica, el grueso de nuestro negocio está en los mercados más estables y con mayor crecimiento, como es el caso de Chile, y contamos con una buena combinación, con un buen mix, en nuestra cartera de participaciones en esos mercados'. El impacto de la situación argentina, asegura, ha sido mucho menor que el que han tenido otros grupos españoles, al haber vendido la mitad de nuestro negocio en ese país (Edenor) antes de que estallase con toda su crudeza la crisis, y habernos dotado de provisiones suficientes para cubrir los riesgos.

No obstante, el consejero delegado anunció el jueves que Endesa no va a tomar más riesgos en Argentina. Respecto a las telecomunicaciones, Miranda recuerda las plusvalías logradas con Airtel y sostiene que Endesa ha sabido aprovechar las oportunidades que se presentaban con la liberalización y adjudicación de licencias a nuevos operadores. Las pérdidas actuales de Auna y las divergencias que han trascendido en los últimos meses entre algunos de sus socios no han impedido afirmar al consejero delegado que Endesa, que ha invertido 1.370 millones de euros en este sector, cuenta con unas plusvalías potenciales en estas actividades de 3.400 a 3.500 millones de euros.

Manuel Pizarro, Rafael Miranda y Rodolfo Martín Villa , en la  junta de accionistas del viernes.
Manuel Pizarro, Rafael Miranda y Rodolfo Martín Villa , en la junta de accionistas del viernes.ULY MARTÍN

Retos y asignaturas pendientes

Los grandes retos a afrontar por el nuevo presidente de Endesa son la liberalización total del mercado energético español, prevista para el 1 de enero, y la consolidación del grupo para participar como protagonista en los cambios que se avecinan en el mapa eléctrico europeo. En la lista de asignaturas pendientes figura también la mejora de márgenes, una mayor calidad en los servicios que presta y completar el desarrollo de los negocios de gas. Asume la presidencia con unas negociaciones en marcha entre los operadores y la Administración sobre el nuevo marco retributivo para las eléctricas, que pretenden que sea estable y suficiente para incentivar las inversiones (su consejero delegado afirmó el viernes que las tarifas no cubren costes y ponen en riesgo la viabilidad del sistema) y en medio de una creciente campaña, en la que se ha implicado su compañía, para que se autoricen nuevas centrales nucleares. Otra tarea importante y urgente es mejorar la imagen de Endesa, que se ha visto seriamente deteriorada en los últimos meses por las interrupciones de suministro eléctrico, por los conflictos derivados con algunas comunidades autónomas y por los expedientes abiertos por las autoridades de la competencia por un posible pacto de precios entre los operadores.

Deudas y deudores

Los 25.000 millones de euros en deuda es la factura pagada por Endesa por su transformación en multinacional y la mayor losa del legado que recibe Pizarro. 'La expansión se ha financiado con el cash flow operativo que hemos generado y con endeudamiento. No hemos querido recurrir a los accionistas para no diluir sus participaciones', explica Rafael Miranda, 'pero nuestra estructura y costes de la deuda son buenos, menos altos que los de otras empresas menos apalancadas, y generamos un cash flow suficiente para respaldarla'. Desinversiones por valor de 6.000 millones de euros, contención de las inversiones previstas de 20.500 a 13.000 millones y mejoras de eficiencia y generación de ahorro de costes son los ingredientes básicos de la receta que se ha propuesto Endesa para reducir del 2% al 1,2% de aquí al 2006 su apalancamiento. Sus acciones, sin embargo, aunque han caído proporcionalmente menos que los demás grandes grupos españoles, están penalizadas por este endeudamiento (véase el cuadro adjunto), que la sitúa entre los mayores de las eléctricas nacionales y europeas. La cotización de Endesa al cierre del viernes se situaba casi cuatro euros por debajo del precio de la última OPV. Javier Rodríguez, director de Deuda de Atlas Capital, considera que aunque la deuda penaliza la acción de Endesa, su estructura y costes son razonables, así como sus inversiones en América Latina y telecos, por lo que conviene esperar a ver la evolución de sus negocios en los próximos meses.

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