El lado más oscuro de la Iglesia
Hasta que la opinión pública de Estados Unidos, siempre sedienta de transparencia, lo ha situado en el primer plano de la actualidad, el tema de la relación entre la Iglesia católica y la pedofilia era tabú. Y sin embargo, mucha gente sabía, por experiencia propia o testimonios de otros, de casos de curas y frailes proclives a los 'tocamientos' en colegios religiosos, ejercicios espirituales y sacristías.
Ahora la Iglesia está a la defensiva y, tras la cumbre de cardenales norteamericanos en Roma, proclama que dejará de amparar a sus miembros corruptos. Pero la tormenta está desatada, y con ella la gran pregunta: ¿existe una relación particular entre el sacerdocio y la pedofilia, paidofilia o pederastia, palabras que designan la atracción sexual de un adulto por chicos o chicas impúberes?
Joan Corbella: 'En el sacerdocio se pueden producir conductas pederastas en personas que no las tendrían con una vida sexual normal'
Luis Rojas Marcos: 'La Iglesia, por el celibato, el secretismo y el 'poder divino' de persuasión y seducción de sus ministros, es un imán de pedófilos, un caldo de cultivo ideal'
Cuatro de los seis psiquiatras y psicólogos entrevistados para este reportaje dan una respuesta afirmativa. Desde Nueva York, donde ha sido durante muchos años presidente del Sistema de Sanidad y Hospitales Públicos, Luis Rojas Marcos es el más contundente. 'La Iglesia, por el celibato, por el enclaustramiento, por el secretismo y por el poder divino de persuasión y seducción que otorga a sus ministros, es un imán de pedófilos y pedófilas y un caldo de cultivo ideal de actividades pederastas', afirma este psiquiatra sevillano de 58 años. 'Cuando las vocaciones eran populares, aunque no se hacían pruebas psicológicas de admisión, los seminaristas pervertidos se diluían entre una mayoría de gente normal. Pero al reducirse las vocaciones, la necesidad de admitir en los seminarios a todos los llamados, sin hacer preguntas, ha resultado en la entrada en la Iglesia de una preponderancia de curas y monjas con problemas psicológicos, y en particular con tendencias abusadoras pederastas'.
El fenómeno de bajada del listón en las admisiones señalado por Rojas Marcos está siendo muy debatido dentro y fuera de la Iglesia católica de EE UU. 'A causa de la insistencia de Roma en el celibato, el sacerdocio se está convirtiendo en una profesión gay', escribe Donald B. Cozzens, ex rector de un seminario norteamericano, en su reciente libro The changing face of the priesthood. Y todos los profesionales consultados coinciden en que la pederastia es una tendencia abrumadoramente masculina y más común entre homosexuales que entre heterosexuales.
Hechos objetivos
Autor de Infidelidad y desamor y con consulta privada en Barcelona, Joan Corbella, tarraconense de 56 años, se atiene a 'dos hechos objetivos'. 'Uno', dice, 'es que los sacerdotes viven una sexualidad conflictiva, el celibato les causa un serio problema de insatisfacción sexual; el otro es que muchos tienen una relación particular con niños y adolescentes, una relación tanto de autoridad como de cercanía. Y si se juntan esos dos hechos se facilita el que aparezcan conductas pederastas. En el sacerdocio se pueden producir conductas pederastas en personas que no las tendrían con una vida sexual normal'.
Corbella no cree que 'haya ahora una epidemia de pederastia en la Iglesia. Esta práctica', dice, 'ha existido siempre en esa institución; lo que pasa es que ahora se ha abierto la veda informativa, ahora se habla del asunto'. El psiquiatra catalán estudió en un colegio de maristas, pero no tiene memoria de manifestaciones de pedofilia. 'Yo debía de ser un chico feo', bromea.
En cambio, Francisco Alonso-Fernández, que tras haber sido presidente de la Asociación Española de Psiquiatría y Psicopatología lo es de la Asociación Europea de Psiquiatría Social, recuerda que también estudió en los maristas de su Asturias natal, y añade: 'Teníamos identificados al 20% de los hermanos como tocones'.
Intolerable abuso de poder
'Entre los niños que hemos sido educados en centros religiosos es raro el que no ha tenido que defenderse de un abuso de ese tipo', dice Alonso-Fernández, que a sus 76 años mantiene su consulta abierta en Madrid. 'Si consideramos', continúa, 'que un perfil típico del agresor en los casos de pedofilia suele ser el de un varón soltero y con frecuencia un educador, puede establecerse una conexión con los centros religiosos de enseñanza'. Alonso-Fernández está convencido de que 'hay una correlación entre la soltería, por no hablar del celibato, y la pedofilia' y de que 'el cura o fraile pedófilo tiene un contexto más favorable para desarrollar su perversión'.
Carlos Castilla del Pino tiene la misma impresión. 'Voy a contar en el segundo tomo de mis memorias que durante unos siete u ocho años, en pleno franquismo, fui asesor del seminario jesuita de Córdoba, que dirigía el padre Fernández-Cuenca, muy estricto a la hora de plantar en la calle a todos aquellos que buscaban la coartada del sacerdocio para una homosexualidad reprimida', dice el prestigioso psiquiatra, nacido en la provincia de Cádiz hace 79 años y que sigue manteniendo abierta su consulta en Córdoba. 'Me mandaban seminaristas problemáticos para que los estudiase y resultaba que muchos eran homosexuales. Si la pedofilia entre los sacerdotes y frailes aún es tabú, imagínese en aquella época. Pero terminaban por salir casos, y recuerdo el de algún cura pedófilo que, pese a ser el acusado, entró en el tribunal por el despacho del presidente, para escándalo de los denunciantes'.
Castilla del Pino cree que es 'posible' afirmar que hay una relación especial entre sacerdocio y pedofilia. 'En los internados religiosos de mis tiempos, y yo estudié en uno de salesianos, era evidente el número cuantioso de clérigos con signos de pedofilia. Quizá', dice, 'el sacerdocio sea una coartada inconsciente para la homosexualidad y la pedofilia. Pero si la homosexualidad ya no plantea mayores problemas, y de hecho hace años que los homosexuales no consultan a psiquiatras, la pedofilia sí. Es un problema enorme, una forma de estupro, una manifestación intolerable de abuso de poder'.
Desde su medio siglo de experiencia profesional, Alonso-Fernández estima que si tras siglos de encubrimiento y silencio, si hoy se habla de este asunto es sólo a causa de la mayor libertad de expresión. 'Realmente', dice, 'las mechas ardían por todas partes, producían fuegos parciales; lo que ahora ocurre es que se han convertido en una gran hoguera'. Para evitar consumirse en ese fuego, la Iglesia debería arrodillarse en el confesionario de la opinión pública.
Enrique Rojas: 'El sacerdote sublima su sexualidad'
EL JESUITA BURGALÉS José Antonio García-Monge, de 68 años, profesor de Psicología de la Universidad Pontificia de Comillas que anima un conocido gabinete profesional en la madrileña calle de Hortaleza, dice: 'En 35 años de carrera, no he tenido que tratar a un solo cura pedófilo, aunque sí a alguno homosexual. Ni el sentido común ni la estadística muestran que haya un vínculo específico entre el sacerdocio y la enfermedad de la pedofilia'. Igual de rotundo es Enrique Rojas, nacido hace 53 años en Granada, catedrático de Psiquiatría en la Universidad Complutense, con consulta privada en Madrid y autor de populares libros de autoayuda como Quién eres. Rojas, un católico practicante, afirma: 'No es cierto que la pedofilia se dé más entre sacerdotes y frailes; se manifiesta entre personas, mayoritariamente hombres, con frecuencia homosexuales y generalmente introvertidos, de todos los gremios'. Según Enrique Rojas, 'se está montando toda una campaña contra la Iglesia sobre una base real, los casos que han salido en EE UU'. ¿Da alas el celibato de la Iglesia católica a las tendencias pederastas de algunos de sus miembros? Enrique Rojas vuelve a negarlo. 'El mismo Freud dijo que puede haber un mecanismo sano para no practicar la sexualidad que es la sublimación, la capacidad de sacrificarla en aras de un bien superior. El sacerdote no tiene la sexualidad prohibida o reprimida, sino sublimada. Conozco a gente promiscua sexualmente y muy desequilibrada, y conozco a gente que no tiene sexualidad y está equilibrada. Y lo está por sus valores, que le dan mayor libertad para escoger las dos máximas aspiraciones del ser humano, que son el bien y la verdad'. Eso sí, Rojas cree que la Iglesia ha cometido 'un error, quizá de corporativismo, al intentar ocultar el hecho de la pedofilia marginal que existe en su seno'.
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